Las voces apagadas de los héroes de balcón barbanzanos: «Teño algunha actuación pequena, pero a temporada está perdida»

BARBANZA

CARMELA QUEIJEIRO

No dudaron en lanzarse a ventanas y terrazas para alegrar el largo confinamiento a sus vecinos, pero los músicos barbanzanos atraviesan ahora una de sus peores crisis. La mayoría todavía no han empezado a trabajar y sus agendas siguen vacías debido a la cancelación de las fiestas. Tampoco reciben ayudas

17 jul 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Todos los sábados del confinamiento, Mar Davila asistió puntual a la cita con sus vecinos de la urbanización pobrense de O Lagar. Micrófono en mano, quería aliviar la difícil situación que estaban atravesando debido a la inesperada irrupción del coronavirus. Entonces pedía que las fiestas no fueran canceladas, sino aplazadas, segura de que la gente tendría ganas de bailar y divertirse cuando la pesadilla terminara. Ahora, acaba de anunciar que este verano no habrá gira de su grupo, Puzle: «Xa non sairemos co escenario. Teño algunha actuación pequena, pero a temporada está perdida».

La artista de A Pobra considera que la única salida viable al problema que sufre su sector es un plan de rescate: «Estamos esperando algún tipo de axuda como auga de maio, porque non nos queda outra. Nin sequera sabemos como vai ser a situación de cara ao vindeiro ano, xa que semella que o covid non dará tregua». Ahora mismo, ella y sus músicos tendrían que estar inmersos en una intensa gira: «Nós traballamos no verán para vivir todo o ano».

Por una parte, Mar Davila considera lógica la cancelación de las verbenas. Por otra, cree que podrían celebrarse fiestas con aforo reducido: «Estiven en Herbón nunha proba que fixo Unión y Fuerza, onde pecharon un campo de fútbol e adoptaron todas as medidas de seguridade, e a xente portouse xenial».

Aunque no fueran verbenas multitudinarias, la pobrense considera que este verano sí podría haber actuaciones de pequeños grupos, pero tendrían que haberse planificado antes: «Agora xa é tarde».

marcos creo

Dúo Togayán: «Estou buscando traballo, porque quedei sen os dous que tiña»

Brais Tomé García y su padre, José Ramón Tomé Mayán, ofrecieron el 16 de marzo un pequeño concierto desde la terraza de su piso para animar a sus vecinos del barrio noiés de Labarta y ya no pudieron parar. Se pasaron todo el confinamiento felicitando cumpleaños, entonando el Resistiré y atendiendo las numerosas peticiones musicales que les llegaban. Antes de que las cosas se torcieran, tenían todo preparado para convertir su formación, el dúo Togayán, en un grupo de cinco músicos. Contaban con fecha de estreno y tenían una veintena de actuaciones cerradas a falta de incorporar las que se supone que llegarían a medida que avanzara el verano. Ahora sus voces están completamente apagadas: «Tivemos un par de comuñóns e nada máis».

Entienden la postura adoptada por las comisiones de fiestas, que mayoritariamente han optado por la cancelación: «Está claro que teñen medo a que se produza un rebrote e é totalmente compresible que non queira arriscar», explica Brais Tomé. Ellos, evidentemente, dan la temporada por perdida y piensan ya en el 2021 para retomar el proyecto de ampliación del grupo: «Se houbese unha solución para a pandemia, si penso que será un ano de moito traballo. Por unha banda están as citas que quedaron pendentes este verán, que o máis probable é que se manteñan, e logo iránselle sumando máis».

Pero mientras la vuelta a los escenarios no se produce, será necesario echar mano de un plan b: «Estou buscando traballo, porque quedei sen os dous que tiña. De marzo a maio ía ir para unha refinería en Cataluña e tampouco puiden».

marcos creo

José Manuel Domínguez: «Moitas orquestras van desaparecer, porque este sector seguía en crise»

Completamente parada y sin visos de reanudar la actividad. Así está la orquesta Abanico que lidera el rianxeiro José Manuel Domínguez. Antes del confinamiento, la formación tenía más de 40 fechas marcadas en su agenda, pero todas las actuaciones fueron canceladas. A él no le sorprende la decisión adoptada por las comisiones de fiestas: «Tal e como nos explicaron a nós que terían que celebrarse as verbenas, coa xente sentada e máscaras, non o vexo factible. Unha verbena é para bailar e non para gardar as distancias. Tampouco se pode controlar á mocidade. Non hai forma de garantir o cumprimento das normas».

A ello se suma, según el rianxeiro, la delicada situación que atraviesan muchas familias: «A miña orquestra estaba parada desde outubro, porque os últimos anos viñamos comezando a tempada en abril, polo que levo desde entón sen ingresar nada. Imaxina que agora me veñan pedir para unha festa».

Y lo peor es que Domínguez no ve nada claro el futuro: «Se non hai rebrotes importantes, da pandemia iremos saíndo pouco a pouco, pero despois virá unha crise económica, polo que penso que o vindeiro verán non será coma os anteriores para este sector». Asegura que las orquestas todavía no se habían recuperado de la recesión del 2008 cuando llegó el coronavirus: «O caché de boa parte das formacións baixou un 40 % e nós pasamos de traballar todo a ano a parar seis meses. Moitas orquestras van desaparecer, porque este sector seguía en crise».

Bruno Muñiz: «Parar de novo sería unha catástrofe, xa non se podería aguantar»

Su fuerte siempre fueron las bodas, las comuniones y otras celebraciones de interior. Por eso, durante el confinamiento, el disyóquey rianxeiro Bruno Muñiz decidió meterse en las casas de sus vecinos a través de Internet. Emitía en directo, a través de las redes sociales, las sesiones que ofrecía desde la terraza de su vivienda de Rinlo. Incluso llegó a estar 24 horas seguidas pinchando para recaudar fondos y aportar así su grano de arena a la lucha contra el covid-19. Con esta iniciativa logró reunir 3.500 euros y con un sorteo que llevó a cabo después, otros 1.500. Ahora, ha vuelto de nuevo al trabajo: «Empecei con algunhas vodas que se salvaron, xa que a maior parte pasáronse para o vindeiro ano. As festas privadas aumentaron, pois a xente ten medo a meterse nos locais de movida».

Bruno Muñiz es positivo. Piensa que tras la tormenta llegará la calma: «Confío en recuperar o perdido o ano que ven, penso que será atípico». Si el coronavirus lo permite, cree que las bodas se extenderán a meses en los que no eran tan habituales: «Vaise picar todo o ano».

Eso sí, el rianxeiro no oculta su preocupación ante posibles rebrotes que motiven la adopción de medidas especiales en la comarca y la suspensión de todo tipo de celebraciones: «Parar de novo sería unha catástrofe, porque xa non se podería aguantar». Explica, de hecho, que si consigue salvar la temporada será por los pelos, puesto que dentro de un par de meses llegará el otoño y con él, la temporada baja para su sector.