La gesta del Rotogal arrancó en el patio del colegio de Cabo

BARBANZA

cedida

El equipo dio sus primeros pasos de la mano del profesor Antón Pérez a finales de la década de los 80

27 may 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Un joven profesor lucense llegaba al colegio público Santa María do Castro en 1987. Era Antón Pérez, un apasionado del voleibol y uno de los impulsores de este deporte en la localidad boirense. Nada más aterrizar en el centro educativo, comprobó como en el recreo los niños jugaban al fútbol y las niñas «estaban sentadas sen facer deporte». Como tenía conocimientos de voleibol, «comenteillo a un grupo de nenas de sexto a comezamos a xogar e pouco a pouco uniuse máis xente», afirma Pérez. Ese fue el germen de la explosión de esta modalidad deportiva en el municipio y que se vio recompensada con tocar el cielo hace unos días por parte del Rotogal que la próxima campaña jugará en la Superliga.

La afición iba creciendo y los chiquillos ya quedaban para entrenar fuera del horario lectivo. Les propusieron participar en las competiciones escolares en una disciplina que no tenía mucho interés así que los primeros enfrentamientos eran con equipos de Noia, Santiago e incluso A Coruña. En 1990 inscribieron el club en la federación gallega para optar a ayudas oficiales y a jugar a nivel provincial.

El voleibol comenzó a tener sus adeptos en la parroquia de Santa María do Castro y también en el municipio. Los responsables del equipo se plantearon dar un paso más y se pusieron en contacto con el Concello para utilizar las instalaciones deportivas municipales, y la ayuda del edil de Deportes, Benito Noal, «foi decisiva para medrar xa en todo o concello», recuerda Antón Pérez, sin olvidarse de diversas empresas de la villa.

Categorías inferiores

El primer nombre del equipo fue Club Voleibol Cabo de Cruz con el que viajaron por toda Galicia conquistando títulos en categorías inferiores o incluso llegando a las puertas de la gloria, como fue el caso de los equipos de juveniles masculino y femenino de la temporada 1994-95 que se metieron en la fase final.

La llegada de colaboradores como Fran Pérez y Andrés Martínez fue el espaldarazo definitivo al proyecto, así como de Juan Nepomuceno y Juan Resúa, entre otros, que pusieron en marcha el equipo sénior que la semana pasada logró la gesta de meterse en la liga de las estrellas española.

La incorporación de jóvenes al club como Adrián Alves y Emilio Palacio, entre otros, fue otro paso decisivo que se precisaba para que el equipo diese un paso al frente y se convirtiese en uno de los mejores de Galicia.

Hace seis años, el artífice de la afición en Boiro por el voleibol tomó la decisión de echarse a un lado y dejar que llegase savia nueva pues, «chegara o momento que me vía superado pois había outro nivel tanto competitivo como profesional», afirma.

Ahora ve los toros desde la barrera, aunque recuerda los inicios como una etapa «gratificante, de moito traballo, pero gocei moito». Tras la gesta del ascenso reflexiona que para él es una satisfacción y una alegría inmensa que un pueblo como Boiro «chegase tan alto no voleibol».