Sus Piñeiro: El noiés que volaba en las pistas de toda España

Jose Manuel Jamardo Castro
J. m. Jamardo RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

MARCOS CREO

Este deportista consiguió tres campeonatos nacionales y un récord en los 1.000 metros obstáculos

08 mar 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Llegar a lo más alto del atletismo en la década de los años 80 y 90 para un chico de Noia no era nada fácil. Pero él lo consiguió. Suso Piñeiro Baamonde (Noia, 1973) fue un auténtico campeón. En sus vitrinas figuran numerosos trofeos y medallas, así como títulos de todo tipo. Su pasión por el deporte le llevó a estudiar educación física, y desde hace más de 20 años es profesor de esta materia en el colegio Jaime Balmes. En su currículo figuran numerosos campeonatos gallegos y tres de España, así como un récord nacional.

Suso Piñeiro era un chiquillo más, que jugaba, correteaba y se divertía por las calles de la villa con el resto de compañeros: «Estabamos case todo o tempo na rúa. Iamos á casa a comer e a cear e pouco máis». Reconoce que ahora ya no es así: «Hai rapaces que empezan en fútbol ou baloncesto e case non saben correr. Nós pasabamos todo o día correndo dun lado para outro ou indo á froita. Eu aprendín a nadar só no río. Agora é impensable. Coñecías a todo o mundo, pero tamén te coñecían a ti».

Primera competición

La curiosidad, y también que sus compañeros iban a atletismo, le llevó a practicar esta disciplina. Tuvo la suerte de dar con Manolo Fontenlos, su preparador, «unha persoa que me axudou moito». Empezó a entrenar y su primera competición fue la carrera pedestre de Santiago. «Gustoume e dábaseme ben, e os resultados tamén chagaban, polo que seguín competindo», afirma.

Poco a poco, los triunfos lo animaban a participar y a correr y, sobre todo, a continuar practicando esta actividad. Reconoce que también hizo un importante sacrificio volcándose en ser un buen atleta: «Non iamos á praia ata mediados de xullo porque non deixaba o adestrador, que nos recordaba que ata pasar o campionato de España tiñamos que coidarnos e prepararnos». Los entrenamientos eran duros y aunque también hacían gimnasio, «corriamos pola rúa e na Alameda. Era onde adestrabamos porque non había outras instalacións».

La carrera como atleta comenzó en serio en 1985. A partir de ahí su presencia en los campeonatos de Galicia fue continua. Explica que tiene más de diez títulos a nivel gallego en diversas disciplinas: campo a través, atletismo en pista y también al aire libre y en las categorías alevín, infantil, cadete y júnior. Primer clasificado en 1.000 metros lisos, 1.000 metros obstáculos, 3.000 obstáculos júnior y 1.500 obstáculos. Su progresión fue muy rápida. Los triunfos llegaban uno detrás de otro, y el deporte le tenía reservadas aún muchas alegrías. En 1987 se colgó la medalla de oro en el campeonato de España disputado en Cartagena en los 1.000 metros obstáculos, en categoría infantil. Además, batió el récord nacional con la marca de 2.57, inferior a la que está registrada en la federación gallega, pero «non a recoñecen».

Dos años después se coronó como el mejor de España en Madrid en 1.500 obstáculos, en categoría cadete. En 1990 participó en el mundial de Bélgica, donde acabó sexto. Con la selección gallega se hizo con el primer puesto en el nacional de cros en 1994.

La gran duda

Una importante lesión y sus estudios provocaron que acabase dejando la alta competición, cuando solo tenía 22 años. Ahora por su cabeza ronda continuamente la misma cuestión: «Non saber a onde podería ter chegado se seguira no deporte de alta competición». Esa duda sigue dando vueltas en su cerebro, aunque ahora es consciente de que ya no podrá averiguarlo. Aún así, el atletismo es su vida, su pasión y también su refugio: «Saio a correr sempre que podo e tamén cos amigos polo monte».

El atletismo también le sirvió para conocer mundo y gente. Participó en concentraciones en Madrid, Barcelona y Francia, y viajó a Londres y Nueva York. Este deporte fue fundamental para dedicarse a la profesión que tiene, aunque su sacrificio le costó. Para pagarse los estudios trabajó de camarero y también en una tienda de suministros.

Suso Piñeiro echa la vista atrás y reconoce que fue muy feliz con el atletismo y con lo que hacía, «non o cambio por nada, para min o deporte é fundamental». A sus alumnos trata de inculcarle los valores que le transmitieron a él: Trabajo, esfuerzo y disciplina. Todo un ejemplo.