Ahogamiento, envenenamiento accidental por drogas y psicofármacos y dolencias del corazón se suman a la lista

La Voz

BARBANZA

LA VOZ

12 feb 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

El Atlas Nacional de Mortalidad en España analiza un período de tiempo muy amplio, así que sus resultados pueden variar en función del espacio temporal que se tome como referencia, y, de hecho, en el caso de Barbanza lo hacen. Porque si en lugar de analizar el último bienio recogido en el estudio (2012-2014) se miran los resultados globales del período 1989-2014, el ránking de causas de muerte más probable varía considerablemente y arroja algunas sorpresas.

Una de las más llamativas es la principal razón de fallecimiento en Ribeira: el envenenamiento accidental por ingestión de psicofármacos y drogas de abuso. Esta figura como la principal causa de muerte en la capital barbanzana, que además ocupa un puesto destacado entre los ayuntamientos españoles, nada menos que el cinco. Si en lugar del período 1989-2014 se toma como referencia el 2012-2014, el municipio ribeirense cae a la posición 87 del ránking nacional, aunque el riesgo de morir por esta causa sigue estando muy por encima de media (152), al igual que en A Pobra (143). En el caso de Boiro, está por debajo de la marca estatal, pero no demasiado, y el índice de riesgo se sitúa en 97.

En Rianxo, en cambio, es la aterosclerosis (una enfermedad vascular asociada al depósito de sustancias gracias en el interior de las arterias) la que encabeza las causas de muerte más frecuentes, por delante de la senilidad y de los accidentes de tráfico.

El tumor maligno de estómago figura en primer lugar en el listado de Carnota, mientras que senilidad e insuficiencia cardíaca ocupan los primeros puestos en Lousame. Mención a parte merecen las muertes por ahogamiento, sumersión y sofocación accidentales, la primera causa en Porto do Son, que figura en el puesto 16 de España de óbitos por esta razón durante el período 1989-2014. Naufragios y ahogamientos en sus bravas playas explicarían este dato, si bien en los últimos años se ha suavizado esta tendencia y en el bienio 2012-2014 el riesgo se sitúa por debajo de la media nacional.