El técnico del equipo infantil de las escuelas de Boiro pone énfasis en que la prioridad es la formación, no la competición
04 feb 2020 . Actualizado a las 05:00 h.Una lesión de rodilla, siendo adolescente, terminó con el camino de Óscar David Rozas (Santiago, 1983) en el fútbol. Tardó en regresar, lo hizo como entrenador y de la mano de su hijo, que recaló en las escuelas municipales de Boiro. Ahora dirige al equipo infantil, con el que lidera la tabla en Primera Autonómica.
-Estará contento con el equipo.
-Se está haciendo una buena temporada. Sabíamos que teníamos una buena generación, que podíamos optar a estar arriba, pero queda mucha temporada. Les insisto a los chicos que no le hagan mucho caso a la clasificación. Nuestro objetivo es que se formen, que lleguen con el menor número de carencias a cadetes. Este es el paso del fútbol-8 al fútbol-11 y cambia la dimensión del terreno de juego, el balón...
-¿Y eso cómo se consigue?
-Nosotros nos centramos en un formato de entreno que sea exigente y competitivo. Sabemos que el 95 % de los chicos van a seguir en la escuela y debemos pensar en el largo plazo.
-Estando primeros entiendo que quieren ascender.
-La competición nos motiva. Subir es un reto, pero creemos que los entrenamientos son la forma de que ellos puedan mejorar. Queda muchísima liga por delante, queremos hacerles ver que quedar arriba es algo bueno, no solo ganar o no la liga. Eso sí, tenemos suerte, la asistencia a los entrenamientos es muy alta, los chicos son muy maduros y los veo felices trabajando. Quieren más. Eso es lo mejor que le puede pasar a un entrenador.
-Ya me imagino.
-Intentamos que todos participen, que jueguen en varias posiciones, que tengan minutos. Somos 17 jugadores, las convocatorias son de 16 y lo que más me cuesta es dejar a uno fuera.
-Qué fútbol quiere practicar?
-Si te digo la verdad jugamos combinado, pero en esta etapa de adaptación queremos que cojan el mayor número de registros posibles. Queremos que se empapen de todo.