Sampedro revivió en As Furnas para exigir la ley de la eutanasia

María Xosé Blanco Giráldez
m. x. blanco RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

Amigos y familiares del tetrapléjico sonense anuncian que seguirán luchando hasta que sus voces sean escuchadas

13 ene 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

«Van 22 anos e aquí seguimos e seguiremos mentres non teñamos unha lei que ampare os nosos dereitos». Con estas palabras abría Xosé Lois Villar el homenaje a Ramón Sampedro que el domingo, como cada año por estas fechas, tenía lugar en la playa de As Furnas. Habló en nombre de todos los amigos y familiares del tetrapléjico sonense que lideró una férrea batalla en favor de la eutanasia para dejar claro que la lucha continuará hasta que sus voces sean escuchadas.

En la playa, cerca del busto erigido en memoria de Ramón Sampedro, tres sobrinas nietas suyas tomaron la palabra para hacer un recorrido por la vida del homenajeado, desde que quedó tetrapléjico cuando tenía 25 años hasta que decidió liberarse tras cinco años de lucha legal estéril: «A loita de Ramón fixo visible o problema oculto dos que só teñen a morte como saída dunha vida inaceptable».

Acto seguido, otras voces se fueron alzando para recordar casos similares al del sonense, de personas que también lidiaron una batalla en favor de la muerte digna: Jorge León Escudero, Madeleine, Carlos Martínez y José Antonio Arrabal. La trayectoria vital de todos ellos se completó con los pequeños logros en los que se tradujo, a nivel legal, su lucha y con versos como: «Por que morrer? Porque toda viaxe ten o seu punto de partida e só quen se vai ten o dereito de escoller o día de saída».

Quienes el domingo se dieron cita en el arenal de As Furnas, entre los que había varios miembros de Derecho a Morir Dignamente, encabezados por la presidenta a nivel Galicia, Ascensión Cambrón, se desplazaron después a la zona rocosa de la playa, desde donde aquel fatídico día se lanzó al agua Ramón Sampedro, para brindarle una nueva despedida en forma de ofrenda floral. Rodeado de claveles rojos, el rastro del sonense se fue diluyendo en el bravo mar. Regresará, seguro, dentro de un año.