La nueva unidad de rehabilitación cardíaca del hospital de Barbanza dará servicio a 40 pacientes al año

Francisco Brea
Fran Brea LA VOZ

BARBANZA

CARMELA QUEIJEIRO

El empresario Ramiro Carregal colaboró con una donación que permitió comprar la maquinaria necesaria para el gimnasio

12 dic 2019 . Actualizado a las 20:50 h.

El hospital comarcal de Barbanza ya cuenta con su propia unidad de rehabilitación cardíaca, en la cual se prevé que sean tratados una media de 40 pacientes al año en su primera fase de implantación. Así lo apuntó Jesús Figueroa, jefe del servicio de Rehabilitación, en la presentación de esta nueva unidad que posibilitará que los pacientes del área barbanzana no se tengan que desplazar a Santiago para beneficiarse de este servicio. En la puesta de largo también estuvieron la gerente del Área de Santiago e Barbanza, Eloína Núñez; el director del Distrito Sanitario de Barbanza, Salvador Mariño, el jefe de Cardioloxía, Juan Ramón González-Juanatey; el coordinador de Fisioterapia, Rubén Iglesias, la rehabilitadora Bibiana Villamayor y el cardiólogo Carlos Peña. También participó el presidente de Frinsa, Ramiro Carregal, quien hizo una importante donación para que la unidad pueda ser a día de hoy una realidad en el centro comarcal. 

Eloína Núñez aseguró que «es un honor presentar en este hospital esta nueva unidad de rehabilitación cardíaca. En el Clínico llevamos con ella desde el 2015 y conseguimos reducir la morbimortalidad en un 25 % entre los pacientes que sufrieron algún episodio cardíaco. Por eso lo queremos seguir implantando». Por su parte, Juanatey destacó la importancia de la medicina pública, pudiendo ofrecer «la excelencia independientemente del nivel socioeconómico de la persona. Tratamos al más rico y al más pobre, reciben la misma calidad en la atención».

Los presentes hicieron especial hincapié en que, desde ahora, los barbanzanos que puedan beneficiarse de este servicio evitarán tener que ir dos o tres días a la semana a Santiago durante un período de tres meses. Esto es especialmente importante, ya que en la gerencia detectaron que más del 80 % de los pacientes no residen en la capital de Galicia y que la distancia y la dificultad para desplazarse son los principales motivos por los cuales se rechaza participar en el programa.

Un equipo multidisciplinar

La rehabilitadora Bibiana Villamayor fue la encargada de dar todos los detalles del programa. Villamayor destacó la cantidad de profesionales que participan en la unidad, ya que está formada por cardiólogos, rehabilitadores y fisioterapeutas, pero también es «muy importante el trabajo que hace el personal de enfermería y los psicólogos clínicos y la implicación de servicios como Medicina Interna, Neumología o Endocrinología».

En cuanto al aspecto técnico, el gimnasio contará con aparatos como cintas y bicicletas. Lo habitual es que se trate a personas que han sufrido cardiopatías isquémicas, pero durante este año, en Santiago, también se incluyeron en el programa pacientes con insuficiencia cardíaca, hipertensión pulmonar, intervenidos de estenosis valvular aórtica y cáncer de mama. En este caso, el doctor Juanatey resaltó que «los fármacos utilizados pueden dañar el corazón y con el paso del tiempo aparecen problemas que podrían haberse evitado».

El proceso

Bibiana Villamayor explicó que tras el ingreso, se le ofrece al paciente la oportunidad de acudir a la unidad de rehabilitación. Este irá a una consulta con el cardiólogo y el personal de enfermería para realizar una prueba de esfuerzo. Posteriormente acudirá a Rehabilitación, para que el médico proponga los ejercicios a realizar. Tras completarlos, el paciente volverá a ser valorado por todos los profesionales. En el hospital de Barbanza, se comenzará ofreciendo el servicio a aquellas personas que hayan sufrido una cardiopatía isquémica y estén consideradas de bajo riesgos, que no presenten complicaciones.

Juan Ramón González-Juanatey indicó que una persona que haya sufrido un infarto puede recuperarse y tener las mismas expectativas de vida que otra que no lo haya padecido. Eso sí, para que eso sea posible tendrá que adoptar unos hábitos de vida cardiosaludables y, como apuntó Villamayor, controlar los factores de riesgo como el tabaquismo, el sedentarismo y la alimentación: «El programa se centra en optimizar el tratamiento, dar soporte psicosocial y en un pilar básico, que es el ejercicio».

Agradecimientos a Ramiro Carregal

Ramiro Carregal estuvo presente en la presentación de la unidad porque fue fundamental para su puesta en funcionamiento, como afirmó Juanatey, quien agradeció enormemente su colaboración. Por ello, posteriormente también se descubrió una placa con su nombre en el gimnasio. Carregal declaró que para él era «un gran honor donar el material necesario para la unidad de rehabilitación cardíaca. Pido a los que podemos colaborar a salvar vidas que lo hagamos». El empresario barbanzano hizo una aportación inicial de 30.000 euros para la compra de maquinaria, que permite dotar tres puestos de entrenamiento en el hospital de Barbanza y otros tantos en el de Santiago.