Venciendo bajo la lluvia en Barraña

p. bretal RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

MARCOS CREO

Los de Luis Santiago subieron hasta la cuarta plaza, después de derrotar al Lemos con goles de Saviola y La Magia en un encuentro pasado por agua

04 nov 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Puede que no fuese un buen día para jugar al fútbol, pero las mejores victorias necesitan siempre de un telón de fondo épico. En un empapado campo de Barraña -que requirió de un arreglo de urgencia porque en el corte de césped efectuado por la mañana las maquinas de la firma encargada del mantenimiento dejaron múltiples surcos-, el Boiro se impuso al Lemos y acabó venciendo bajo la lluvia (2-1). Y sí, los coros de las Krusadas suplieron perfectamente a la banda sonora del clásico de Gene Kelly. Y no, nadie se colgó de una farola, pero los locales sí han subido hasta la cuarta plaza de la tabla, empatados a puntos con el Mugardos.

En líneas generales, se trató de un partido abierto para ambos bloques en el que, una vez más, Luis Santiago sorprendió a los rivales variando las posiciones hasta tres veces y arrancando con dos medias puntas letales, unos fenomenales Óscar La Magia y Elier. La apuesta funcionó y, al borde del minuto 9, Adrián se la daba a su hermano para que este hiciera honor al apodo, sacándose de la chistera un pase aéreo sobre la defensa que Saviola encajó de cabeza entrando en plancha.

Así se erige un feudo

En la segunda parte, fue La Magia quien fabricó un golazo llevándose la bola para bailar a dos defensas y al portero, sentenciando a placer. Entonces, el entrenador de los locales se anticipó al desgaste llamando a filas a Borja Outeiral, creando un doble pivote perfecto con Cea. A pesar del férreo control de la defensa boirista, Prado dio aliento a los monfortinos con el único tanto visitante, en el 62.

«La lectura está clara, Barraña sigue siendo un sitio donde cuesta ganar, sin tener en cuenta el estado del terreno», valoró Luis Santiago, orgulloso de sus hombres, para señalar que no fue nada fácil firmar el triunfo ante «un rival con propuesta atrevida y que quiso jugar siempre».