Miguel Ángel Queiruga: Un profesor al que poner matrícula de honor

antón parada RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

cedida

Los proyectos educativos del ribeirense y su alumnado han sido premiados con media docena de distinciones

06 oct 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Podría mentirles y afirmar que haber recibido media docena de galardones o distinciones en poco más de un curso ha sido el mejor reconocimiento a la carrera profesional como docente del ribeirense Miguel Ángel Queiruga. Pero así estaríamos obviando que el gran premio lo recibe con cada alumno al que ha enseñado, el motor que le encaminó a esta profesión.

Profesor ayudante doctor en el área didáctica de las ciencias experimentales de la Universidad de Burgos y docente de secundaria en el también burgalés Jesús María, sus metodologías innovadoras y los distintos proyectos educativos realizados junto a su alumnado avalan el trabajo y esfuerzo por el que acaba de recibir en Nueva Delhi el Global Teacher Award, un premio internacional que selecciona a los mejores docentes de 70 países.

Por si fuese poco, también ha sido distinguido con el Premio de Enseñanza y Divulgación de la Física de la Real Sociedad Española de la Física (RSEF), por una trayectoria de más de dos décadas en la enseñanza media. Además, la Confederación de Sociedades Científicas de España le ha otorgado el título de Profesor Aciertas. Sin lugar a dudas, Queiruga es ese profesor al que ninguno de sus pupilos dudaría en adjudicarle una matrícula de honor.

Los comienzos

Los primeros años de Miguel Ángel Queiruga los recuerda con su familia en el País Vasco, donde acompañaba a su familia antes de regresar a Aguiño. Formado en el ribeirense Galaxia y luego, en Salamanca, en el colegio Nebrija, Queiruga ya se veía a él ante el encerado dando clase, aunque por aquel entonces ocupase el pupitre. Con el tiempo, se licenció en Ciencias Físicas por la Universidad de Salamanca y fue allí donde halló uno de los principales motivos que le llevaron a Burgos. El amor.

«Seguro que la teoría del caos puede explicar esas fantásticas casualidades que nos ocurren a todos y que marcan nuestra vida», explicó. Su bella casualidad se llama Virginia, la burgalesa con la que tuvo a la pequeña Iria, que ahora tiene 5 años.

Lo cierto es que llegó casi con lo puesto a la ciudad y comenzó a dar clases particulares a estudiantes de ingeniería en un academia, hasta que comenzó a trabajar en el colegio Aurelio Gómez Escolar y, luego, en el Jesús María. En todo ese tiempo también se doctoró en enseñanza de la física y acabó pasando dos años como profesor asociado en el departamento de física, además de cuatro en el área de ciencias experimentales. Actualmente cuenta con una excedencia en el Jesús María para dedicarse un tiempo a la investigación, desde su plaza de Profesor Ayudante Doctor.

El método de trabajo

«Ya cuando daba clases particulares intentaba no dar la respuesta inmediata, sino dialogar con el alumno para que él fuera aproximándose hacia la solución», explicó Queiruga, de la necesidad de introducir nuevos enfoques metodológicos en la enseñanza. «En ciencia es más importante el cómo se enseña que el qué», concretó este docente que también está vinculado a modernos proyectos europeos como Scientix -de la Comisión Europea de la Innovación y la Investigación-, Erasmus +, Europeana, STEM Alliance, además de haber sido seleccionado como EU Code Weeek Leadin Teacher.

De la misma forma, el ribeirense es autor de múltiples publicaciones, así como artículos en revistas científicas. Nunca desaprovecha la oportunidad de participar en congresos y conferencias, además de impartir clase en el máster de Profesorado. Aunque parezca imposible, Queiruga está inmerso en nuevos proyectos como Aqua, por el que trabajan en una unidad didáctica de ciencia ciudadana sobre la contaminación atmosférica y en el proyecto STEM y Género, de la Consejería de Educación de la Junta de Castilla y León. Incluso ha integrado a artistas ribeirenses en las iniciativas realizadas con sus estudiantes, como al pintor Paco Casal, el dibujante Santiago Lustres o el diseñador Nacho Ramos.

Pero si hay algo que demuestra que ese gran premio a Miguel Ángel Queiruga se encuentra en la propia enseñanza es el hecho de que quiere destinar los 6.000 euros del premio de la RSEF a los propios estudiantes, para financiar sus proyectos o apoyarles en sus estudios.