Toque de corneta para combatir al jabalí

p. bretal RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

Los cazadores encaran una temporada más larga para combatir la superpoblación de cerdos salvajes, que causa graves daños

17 nov 2019 . Actualizado a las 18:51 h.

Después de otro año marcado por las quejas y el hartazgo de productores y ganaderos de la comarca afectados por las entradas del jabalí en sus campos de cultivo, el ocaso del verano también indica la llegada de una fecha esperada para quien busca soluciones a esta problemática: el inicio de la temporada de caza. En esta ocasión, la Consellería de Medio Ambiente ha atendido a una de las principales peticiones de los colectivos afectados y de las sociedades de caza: se trata de un aumento del período de tiempo, que abarcará hasta finales de febrero, en vez de hasta enero como anteriormente.

No es la única medida que se ha puesto encima de la mesa para plantar cara a la superpoblación y alto nivel de movilidad de esta especie, ya que también se han incrementado la cantidad de esperas -formato en el que se aguarda el paso del animal en un punto concreto- que se pueden solicitar, de cara a actuar en los lugares más conflictivos o afectados por la presencia del animal. Por otra parte, la Administración ha hecho hincapié en que «al margen de la temporada hábil para la caza del jabalí, Medio Ambiente podrá seguir autorizando de forma puntual medidas de control por daños».

MARCOS CREO

Los productores tratan de defenderse con cierres, pastores eléctricos y videovigilancia

«No caso dos meus avós, eles botaban millo, viñeron os xabarís e levantaron todo. Cando xa non se podía tentámolo coas patacas e volvían a levantar todo. Iso si, non me acordo que aparecera ninguén da Xunta por aquí», el vecino de Artes Fran González reconoce que hace años que desistieron de trabajar las huertas familiares, cuando las entradas de los cerdos salvajes pasaron de ser una mala anécdota a una rutina desesperante. En resumidas cuentas, existen dos opciones: tirar la toalla y, para aquellos que pueden y quieren permitírselo, mostrar resistencia.

X. A. PARADA

En este sentido, la mayoría de afectados se han visto forzados a instalar o a mejorar los cierres de las parcelas, una cuestión en ocasiones muy cara para quien cuenta con grandes extensiones de cultivos. De la misma forma, hay ejemplos como el de José Martínez, presidente de la asociación de propietarios afectados del parque natural de Ribeira, en los que se ha logrado capear pérdidas instalando pastores eléctricos y sistemas de videovigilancia.

Medida disuasoria

«De momento, as perdas ascenden a unha hectárea e media, pero aínda non acabou a campaña», explicó Martínez para señalar que la instalación de la alambrada eléctrica «surte bastante efecto disuasorio porque o animal colle medo. O problema é que cando recibe a descarga tende a cargar e acaba atrapado dentro da horta». La medida, que también emplean compañeros suyos, puede suponer un coste de unos 350 euros, pero «paga a pena, aínda que hai que ter coidado cos xabarís de dúas patas», en alusión a los frecuentes robos de estos sistemas de seguridad.

En su caso, también ha recogido imágenes que ilustran perfectamente el problema, con manadas de cerca de una decena de jabalíes entrando en fila india al maizal. «Nun vídeo pode verse a unha cola de sete observando o pastor eléctrico, pero comezan a retroceder sen darse a volta, como disimulando», anotó irónicamente el productor.

Las sociedades cinegéticas abatieron un centenar de ejemplares en el 2018 y esperan obtener cifras similares

Es complicado saber con exactitud cuál es el número total de jabalíes que habitan los montes de los municipios de la zona, pero entre todas las sociedades de caza de estos, tan solo el año pasado abatieron más de un centenar de ejemplares. Todavía es pronto para hacer cábalas y previsiones, pero los cazadores tienen muy claro que aguardan obtener cifras similares a las del 2018.

Las primeras piezas de esta temporada se las cobraron el pasado sábado las cuadrillas de Ribeira, con dos machos en Laxes y en la zona entre Balteiro y Oleiros, -uno de 70 y otro de 50 kilos- y el domingo otro en Aguiño, en Os Castelos. El domingo en Porto do Son, también se acabó con una hembra de 50 kilos y un macho de unos cien.

«O principal problema é que andan moitos quilómetros, de 30 a 40 pola noite, e se che dan batida nun lado marchan para outro», destaca Ramón Paz, integrante de la Sociedade de Caza e Pesca El Halcón de Mazaricos, que actúa sobre unas 19.000 hectáreas de terreno. Ellos también salieron el pasado fin de semana, y aunque no lograron hallar ningún cerdo salvaje, en el 2018 acabaron con un total de 51.

Boiro y A Pobra

En septiembre le tocará echarse al monte a los profesionales de la Sociedade de Caza Castelo de Vitres-Folgoso, dos cuadrillas que se reparten por Boiro y A Pobra. Su presidente, Xoán León, indicó que no han recibido tantas quejas como otras veces, pero sí que se han desplazado a fincas con los perros para sesiones de entrenamiento, lo que provoca que el jabalí se desplace sin necesidad de salir de caza. Mas el responsable tiene claro que el momento álgido será el fin de temporada, cuando acostumbran «a xuntarse moitos máis exemplares».

Entre los puntos calientes de su área de actuación, donde más avistamientos y daños en cultivos se han registrado, se cuentan la aldea de San Isidro en A Pobra y Montañó, Bealo y Cures en Boiro. A mayores, cabe destacar que solo en Ribeira y Porto do Son, durante el 2019 se cazaron una decena de jabalíes en batidas extraordinarias autorizadas por los abundantes daños.