María Teresa González: «Mi pintura es muy característica»

Uxía Pérez / M. G. RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

MARCOS CREO

El intenso uso del azul es uno de los elementos que más carácter aporta a su obra

14 ago 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

María Teresa González se inició en el mundo del arte un poco por casualidad, pero después de seis años implicada a fondo con sus pinceles, ya no es capaz de despegarse de ellos. Con todo, no olvida que sus comienzos con el óleo fueron algo accidental: «A mí siempre me interesó el arte, pero fue una amiga mía la que me animó a apuntarme a clases de pintura con ella».

El Amanitas fue el local que la vio nacer y crecer como artista. Este bar pobrense cuenta con una larga tradición y ha visibilizado el trabajo de muchos pintores locales desde sus inicios. Es el caso de Teresa González, que desde entonces tiene claro dónde estrenar sus creaciones: «Lo primero que hago al sacar una obra nueva es preguntar si puedo exponer aquí».

Su seña de identidad

Si se le pregunta por sus señas de identidad, destaca que algo que la diferencia del resto de creadores de su gremio es el uso de la espátula y su acusada predilección por el color azul. El apego de la pintora por los trazos gruesos la ha llevado a utilizar esta herramienta en la mayoría de sus lienzos. La exposición Óleos y espátula ha sido bautizada así por esa razón.

Sus cuadros no se caracterizan por ser grandes explosiones cromáticas, sino que se centran en un color en especial. Todos están protagonizados por una gama de azul tan específica que hace que sus creaciones sean fácilmente reconocibles: «Mi pintura es muy característica. Hay gente que entra por la puerta del local, y sin ver de quien son los cuadros, ya sabe que los hice yo».

Otro rasgo distintivo es el tamaño de sus pinturas, lo cual incluso le ha supuesto algunos problemas a la hora de exponerlas: «No me gusta hacer cuadros pequeños. Si pinto sobre lienzos grandes me luzco muchísimo más, pero no caben en ninguna pared». El otro gran inconveniente de las obras de gran formato es el almacenaje: «Para que todas mis pinturas quepan en una habitación, voy a tener que empezar a utilizar las puertas como lienzos», dice entre risas.

Teresa González afirma no poder dejar de crear, y es por ello que seguirá pintando mientras esta afición viva dentro de ella, aunque para poder dedicarse plenamente a sus óleos necesitaría más tiempo: «Los domingos y los festivos son días enteros que reservo para pintar».

Es además una creadora prolífica. Los trabajos que presentó en esta última muestra son muy recientes, pues los realizó durante los seis meses que precedieron a la exposición. Las temáticas que se pueden encontrar son de lo más variado: paisajes, ciudades, frutas, jarrones... Por consiguiente, su inspiración también bebe de muchas fuentes distintas. En sus cuadros se representan elementos cotidianos, pero también adaptaciones de fotografías que en algún momento captaron su atención: «Cuando veo algo que me gusta, lo pinto». Su lienzo favorito de la colección Óleos y espátula es una manzana a medio comer, por supuesto, sobre un fondo azul.

Sin repetir

Para cada muestra, Teresa prepara una serie de pinturas diferentes: «No me gusta repetir. En cada presentación trabajo con temáticas diferentes. Si pintase siempre las mismas cosas me aburriría de ellas».

A pesar de su pasión por el pincel, no obvia que existen ciertos inconvenientes para poder desarrollar esta faceta: «No son buenos momentos para los artistas, la gente ya no compra obras, y las marcas de material tampoco nos lo ponen fácil. En una ocasión llegué a pagar 50 euros por un tubo de óleo».

Pese estas dificultades, Teresa está decidida a seguir pintando muchos años más, pues su pasión por el arte no hace más que crecer día a día.