«Hoy los socorristas tenemos trabajo fijo donde queramos»

Ana Lorenzo Fernández
Ana Lorenzo RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

CARMELA QUEIJEIRO

Estos profesionales consideran que debe pagarse más a los vigilantes que se encargan de las playas más peligrosas

26 jun 2019 . Actualizado a las 21:14 h.

Hace ocho años, cuando Alberto Jeremías se presentó por primera vez a las pruebas de selección de socorristas para trabajar en verano en el ayuntamiento de Ribeira, había más de 150 aspirantes para cubrir 34 vacantes. Ayer, apenas eran 20 las personas que acudieron a los ejercicios prácticos que se disputaron en la playa de Coroso, y en los que los participantes debieron de correr 100 metros por la arena y nadar otros tantos. Tanto Jeremías, natural de Santiago, como Sergio Vento Gestoso -vecino de Rois- reconocieron que las pruebas habían sido «asequibles» y contaban con conseguir alguno de los puestos disponibles, aunque también tienen previsto presentarse en otros municipios y, si finalmente tienen varias opciones, decidir la que mejor les convenga.

Ambos afirmaron que el número de aspirantes a vigilar los arenales de la comarca ha caído en picado desde que se puso en marcha la nueva normativa que exige tener un curso específico de competencias, «y hoy los socorristas tenemos trabajo fijo donde queramos, porque cada vez somos menos». Ellos se consideran afortunados, puesto que Alberto Jeremías sacó el título hace 13 años, «y me costó solo 270 euros por la Cruz Roja»; mientras que Vento Gestoso lo obtuvo por la Federación de Socorrismo y a través de una subvención de la Diputación: «Me salieron gratis los dos cursos, el de playa y el de piscina, y aún me dieron 600 euros por los desplazamientos».

Sin embargo, también son conscientes de que no todas las personas tienen estas facilidades y que hay pocos que se puedan permitir los más de 1.000 euros que cuesta conseguir este título actualmente, «para solo trabajar dos meses al año, y no en todos los sitios pagan igual, puede haber diferencias de hasta 300 y 400 euros entre concellos».

Plus de peligrosidad

En este sentido, Alberto Jeremías fue tajante y reconoció que se debe pagar más a los socorristas que se encargan de la vigilancia en los arenales más conflictivos: «Está claro que te puede pasar algo en cualquier playa, pero el riesgo al que te enfrentas en las más peligrosas hay que pagarlo, porque en muchos casos te estás jugando la vida. No es lo mismo estar en O Vilar o en As Furnas que vigilar Coroso o Tanxil».

El socorrista también reconoció que este plus de peligrosidad se debería aplicar incluso entre los profesionales que trabajan en un mismo concello, pero que se encargan de arenales muy distintos en cuanto a nivel de oleaje y corrientes. De hecho, por norma general, aquellos que reciben más puntuación en las pruebas de selección son los que se tienen que encargar de estas playas, mientras que los que obtienen menos se destinan a las más tranquilas, «algo que es lógico porque se supone que no son tan rápidos o no tienen tanta experiencia».

Por otro lado, tanto ellos como otros compañeros criticaron la tardanza en convocar las pruebas cada año. «Los concellos que las realizan antes se llevan a los socorristas que están en las listas del Inem, y el resto se queda sin ninguno», señalaron.