Los armadores del Boteira Primeiro: «Non foi máis que un susto. O mellor foi que non sucedera nada»

Ana Gerpe Varela
a. Gerpe RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

CARMELA QUEIJEIRO

Los dueños del pesquero explican que el barco está dañado y que esta semana será reparado en O Freixo

16 may 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Los armadores del arrastrero Boteira Primero, Emilio Fernández y José Reiriz, que el pasado lunes encalló en la zona de O Serriño, en Aguiño, expresaban ayer su alivio por el hecho de que el percance no haya tenido especiales consecuencias: «Non foi máis que un susto. O mellor foi que non sucedera nada», coincidían en comentar.

Relataban que el impacto contra las piedras se produjo por un fallo en los sistemas eléctricos: «Un contactor do temón bloqueouse, como se quedase obstruído un volante», manifestaba José Reiriz. El armador comenta que, al quedar sin capacidad de maniobra, la embarcación «ía cara estribor, que é xustamente onde están as pedras. Se isto chega a suceder por fóra de Sagres, o barco navegaría en círculos, pero non golpearía con nada porque alí o canal é ancho».

Marea baja

Su socio, Emilio Fernández añade: «Foi unha varada involuntaria. Por sorte, a marea estaba na baixa e, ao empezar a subir, o barco saíu polos seus propios medios. Ningún dos homes da tripulación sufriu dano. Iso é o máis importante».

La embarcación regresaba a puerto con las capturas de lirio realizadas. La carga se perdió, dado que las cajas acabaron en el agua: «A mercancía estaba xa vendida», concreta Reiriz.

El Boteira Primero, un arrastrero con base en Ribeira, faena a la pareja con el Samper. Ambos armadores explican que la embarcación prácticamente no sufrió desperfectos importantes, aunque no puede salir a faenar.

José Reiriz dice que, a raíz del golpe contra las piedras, «observouse que o barco está danado por abaixo. Ímolo levar ao Freixo esta semana para reparar».

Aprovechando la circunstancia, Reiriz precisa que también se le hará una puesta a punto a su pareja, el Samper: «Cada ano facemos unha parada e, agora, imos aproveitar para levar os dous».

Ambos comentan que el percance adquirió mayor magnitud por la zona en la que se produjo: «Nesa saída na que se quedou bloqueado o contactor, todo son pedras e o barco ía navegando ben en dirección a terra».

Sobre esta cuestión, Emilio Fernández apunta: «Se en lugar de quedar bloqueado cara a estribor fose a babor, tería pasado menos, pero as cousas son así».

Con todo ya previsto para subsanar los desperfectos sufridos en los bajos, pero con ningún elemento importante dañado, la tripulación tiene ahora una parada involuntaria.

Sin embargo, no tardará demasiado el Boteira Primero en regresar al mar para continuar faenando y, sus miembros, recordar lo sucedido como un susto sin mayores consecuencias.