La flota del palangre resiste faenando en aguas de Mauritania y el Pacífico

j.m. jamardo

BARBANZA

MARCOS CREO

Las capturas de palometa negra y pez espada son sus principales especies

13 feb 2019 . Actualizado a las 13:16 h.

La actividad pesquera de Ribeira continúa siendo el principal motor económico de la capital de Barbanza. Muchos armadores supieron navegar con los tiempos y buscaron salidas alternativas a la crisis que llevó a algún sector al borde de la desaparición. El palangre fue uno de esos colectivos que pasó de épocas de esplendor con más de ochenta unidades hace unos veinte años amarrados a puerto, a quedarse en la mínima expresión. El presidente de la asociación de este tipo de buques, José Antonio González Lijó, comentó que solo quedan doce unidades y que se mantienen porque han buscado aguas más profundas y lejanas donde poder llenar sus bodegas y subsistir. En concreto, el grueso de esta flota con base en la dársena ribeirense está faenando en los caladeros de Mauritania y el Pacífico.

Marruecos era el destino de la práctica totalidad de las embarcaciones que se dedican a pescar con anzuelo. Daban trabajo a decenas de marineros. Los problemas en el banco canario-sahariano con la extinción de convenios de pesca entre Bruselas y el país africano provocaron casi el desmantelamiento de este sector que tuvo que abandonar esas aguas y buscar otras alternativas. Algunos armadores todavía resisten y mantienen a flote un puñado de unidades aguantando a un colectivo que fue de los más importantes de Ribeira y que todavía se resiste a morir.

La situación no pinta nada bien para el colectivo, según explicó José Antonio Lijó. En la actualidad cuatro barcos se dedican a la pesca de pez espada en aguas del Pacífico. Alijan sus capturas en puertos de Perú y Canadá desde donde las trasladan congeladas en contenedores a la lonja viguesa, donde se subastan.

Ventas en Vigo

Las capturas que hace la flota en Mauritania también tienen su punto de destino en el Berbés, después de tres largos días de viaje en camión desde el puerto de origen, cruzando parte de África y toda la península. Los palangreros capturan palometa negra, una especie que no es muy atractiva para el consumidor por lo que desde la agrupación de armadores del palangre insisten en la necesidad de hacer campañas para promocionar este tipo de pescado.

Los propietarios de estas embarcaciones están bastante preocupados porque a finales de año expira el convenio entre las autoridades mauritanas y la Unión Europea en sus aguas. Existe cierta incertidumbre entre el colectivo pues teme que tengan que dejar las costas de este país africano si no se llega a un acuerdo positivo entre las partes implicadas.

La flota palangrera de Ribeira también cuenta con dos barcos más pequeños que faenan en la plataforma del Cantábrico-Noroeste. Sin embargo, la situación de estas unidades es poco esperanzadora. Su actividad es la pesca de merluza pero el año pasado la Unión Europea le restringió su captura a diez toneladas al año, una cantidad insuficiente para mantenerse a flote. Una de estas embarcaciones, el JJ Gas, ya echó la estacha en tierra y su armador ya lo vende al no ser rentable.

«Xa non é rendible agora saír ao mar»

ser empresario no es nada fácil. Y menos aún si es relacionado con el mar. El ribeirense julio Antonio Rama procede de una familia de marineros y en casa siempre estuvieron relacionados con la pesca. Sus padres eran armadores y el y su hermano se quedaron con la empresa. En la actualidad son los propietarios de la embarcación JJ Gas, un palangrero con base en Santa Uxía y que tiene permiso para faenar en aguas del caladero Cantábrico-Noroeste. Sin embargo, en los últimos meses la nave permanece amarrada a puerto, porque, según dijo, «xa non é rendible agora saír ao mar».

La embarcación tiene permiso para la pesca de merluza en las aguas del norte de España pero las últimas restricciones impuestas por las autoridades pesqueras solo les dejan capturar diez toneladas al año por lo que «rapidamente gastamos o tope e temos que pasar varios meses amarrados a porto».

Julio Antonio Rama afirma que no pueden cubrir gastos por lo que tienen el barco a la venta. Comenta que pueden dedicarse a otras especies pero para eso «é necesario facer unha inversión no barco de uns 30.000 euros por iso o temos á venda porque non podemos afrontar eses gastos».

El armador se encuentra en la actualidad faenando en aguas de Mauritania a bordo de otro palangrero pues «teño que vivir e manter á familia». Reconoce que no sabe si el JJ Gas volverá a surcar las aguas bajo su tutela pues la pesquería tal y como está en la actualidad no es rentable para sus intereses y para los de sus marineros.

Antonio Rama insiste en que ahora mismo no pueden afrontar poner en orden la embarcación, una nave que compraron en el 2016 y de la que ahora tienen que desprenderse. El armador, de 42 años de edad, afirma que toda su vida estuvo trabajando en el mar y en embarcaciones de su familia pero ahora se ven abocados a vender el JJ Gas y buscar nuevos horizontes profesionales ya que «agora mesmo o palangre non é posible».