La nueva ley de protección animal provoca una avalancha de abandonos

Marta Gómez Regenjo
Marta Gómez RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

MARCOS CREO

Propietarios de perros perdidos no los reclaman por temor a las multas por la falta de chip o de las vacunas

27 ene 2019 . Actualizado a las 20:12 h.

En ocasiones, las leyes que nacen con una finalidad determinada acaban teniendo unos efectos perversos. Eso es lo que ocurre, a tenor de lo manifestado por protectoras y equipos de Protección Civil de la comarca, con la nueva legislación aprobada para garantizar la protección de los animales. Un texto que surgió con la intención de garantizar el bienestar de las mascotas está teniendo como consecuencia un incremento de los casos de abandono.

La experiencia de protectoras como Anajata lleva a su presidenta Fabiana Villar a apuntar en esa dirección: «O que a priori debería ser positivo, ten o efecto contrario». La ley establece obligaciones para los propietarios, como insertar el microchip identificativo a las mascotas o tenerlos vacunados y desparasitados. Eso tiene un coste y no todo el mundo está dispuesto a asumirlo, así que «detectamos un incremento dos abandonos por esta causa». A esto se suma el hecho de que los concellos, que son los responsables de afrontar el abandono de animales, «non están preparados, non están reaccionando» y, en consecuencia, «hai un montón de animais na rúa, que ademais se reproducen, agravando o problema».

Lyra Sierra, de la protectora Arca, coincide en vincular el cambio normativo con el incremento de las mascotas sin hogar: «Perros sin chip que antes aparecían sueltos por la calle, acababan encontrando a sus dueños porque los reclamaban, pero ahora les da un poco de miedo por las multas que les pueda acarrear». Sobre este aspecto hablan también profesionales como el veterinario Ramiro Tubío, que colabora con distintas entidades animalistas: «Non hai moito abandono, o que hai é moito can perdido sen chip, e o que pasa é que os donos non fan moito por recuperalos».

Colaboración con los concellos

Y tres cuartos de lo mismo señalan fuentes de Protección Civil de Noia, que se encarga de recoger animales sueltos e incluso les da cobijo en su sede a la espera de que aparezcan los propietarios o una familia de adopción. «Os que temos nós aquí non son cans abandonados, vese que están mantidos, pero non os veñen buscar porque os donos teñen medo de que os multen por estar sen microchip. Tamén hai quen colle un can, pero despois non o pode manter como é debido e céibano», apuntaban.

Asimismo, parece poco probable que un perro de raza peligrosa que cuida en sus instalaciones desde hace un par de semanas Protección Civil de Porto do Son haya sido abandonado: «Para este tipo de cans hai que ter un permiso especial e un sitio adecuado para telo e a xente é remisa a adoptalos».

Los equipos de emergencias de estos ayuntamientos, así como los de Rianxo, A Pobra o Ribeira, colaboran con las protectoras y entidades animalistas para dar acogida a las mascotas sin hogar mientras les buscan una nueva familia. Por ejemplo, en Rianxo hay unas instalaciones en las que ahora viven 19 canes a la espera de ser adoptados.

Difícil de demostrar

La ley que ha derivado en un incremento de los abandonos tiene entre sus objetivos poner coto al maltrato animal, sin embargo, los distintos colectivos consultados coinciden en asegurar que el gran problema es, por un lado, demostrar el maltrato y, por otro, identificar a los responsables. Incluso en los casos más sangrantes, como el de Bala, que fue encontrada con un disparo en la cabeza: «Es difícil saber si querían matarla o si fue un accidente».

Muchos de los avisos que reciben las protectoras son por perros atados: «No caso das casas particulares é máis difícil determinar o maltrato porque non podemos ver o que pasa de portas para dentro. E logo hai medo por parte dos veciños a denunciar o que ocorre. Isto provoca que non se está visibilizando o problema de maltrato», señalaban desde Anajata.

Otra cuestión que apunta Ramiro Tubío es la falta de conciencia sobre qué es maltrato animal: «A xente que tivo o can atado toda a vida non cre que iso sexa unha forma de maltratar».