Cerca de cuarenta vecinos de Barbanza han superado ya el siglo de vida

Marta Gómez Regenjo
Marta Gómez RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

CEDIDA

La cifra de centenarios se ha incrementado ligeramente con respecto a los datos registrados al inicio de la década

12 ene 2019 . Actualizado a las 13:16 h.

El aumento de la calidad de vida de las personas repercute directamente en la longevidad, de manera que un individuo que hace treinta o cuarenta años era anciano hoy en día ya no lo es porque la esperanza de vida ha aumentado. Y en la comarca hay vecinos que parecen empeñados en disparar la media de edad, porque apenas un puñado de ellos suman todos juntos casi cuatro mil años. No en vano, según los últimos datos publicados del padrón continuo del Instituto Nacional de Estadística (INE), en los 11 municipios del área barbanzana hay más de una treintena de residentes que superan el siglo de vida.

En concreto, son 37 las personas que han alcanzado una edad que parece imposible. Hasta hace nada eran 38, pero en las últimas semanas el censo se ha visto mermado. Sin embargo, esto se ha compensado con alguna alta y, sin ir más lejos, Ribeira sumó una nueva centenaria hace unos días, pasando a contabilizar media docena de vecinos con un siglo de existencia a sus espaldas, una cifra que también se registra en Noia o en Boiro, mientras que en Outes constan cinco.

Hay variaciones

Las cifras concretas por municipios oscilan, pero según los últimos datos oficiales Lousame es el único ayuntamiento de la comarca en el que no hay ningún centenario, mientras que Muros y Rianxo contabilizan apenas una persona con esa edad.

Donde se mantiene la misma tendencia es en la abrumadora mayoría de mujeres que alcanzan los cien años. De los 37 contabilizados, 30 son vecinas de la comarca, lo que supone que ellas son el 81 %. Los siete hombres se reparten entre Boiro, Mazaricos, Muros, Noia, Outes y Ribeira. Con todo, aunque elevado, el porcentaje de féminas se ha reducido levemente en los últimos ejercicios, ya que en febrero del 2016 las mujeres centenarias eran el 85,7 % del total.

De hecho, desde entonces también ha ido a menos la cifra de barbanzanos con un siglo de vida ya que hace tres años eran 42 las personas que estaban en este selecto club. Sin embargo, en general, el números de vecinos en estas circunstancias ha ido creciendo progresivamente y, si a principios de esta década se contabilizaban 30, en el 2005 eran 27 los centenarios registrados.

Julia sigue sumando sobreponiéndose a los achaques

Hace un año, Julia Nine Rodríguez, conocida en su aldea de Abanqueiro como Julia a de Eduardo, vivió una auténtica invasión en su casa. Cumplía cien años y el vecindario en pleno la acompañó aquel 7 de enero para celebrarlo con ella. «A min a xente non me estorba», asegura. Esta vez, la fiesta, el pasado lunes, fue mucho más familiar, pero lo importante es que Julia sigue sumando momentos a su larga existencia sobreponiéndose a los achaques propios de una edad avanzada.

El oído y la vista eran los sentidos que tenía más castigados, pero en las últimas semanas ha experimentado un bajón que provoca que haya algunos días en los que está desorientada y que la mantiene más tiempo en la cama. Pero eso no impidió que se reuniese con su familia para comer todos juntos durante las fiestas navideñas, ni que hiciera lo propio esta misma semana para soplar las velas de la tarta ?que confesó que le gusta? el día de su cumpleaños y celebrar con los suyos un aniversario tan especial.

Distintas ocupaciones

Ahora ostenta el título honorífico de abuela de Abanqueiro por ser la vecina de mayor edad de la parroquia. En su casa, todos la miman, y ella se deja después de una larga vida que dedicó a sacar adelante a su familia.

A diferencia de otras mujeres de su generación, explica su nieta que ella trabajó fuera de casa, incluso estuvo empleada una corta temporada lejos del municipio boirense, en un restaurante en el término pontevedrés de Pontecesures.

También trabajó en una fábrica de cerámica que hubo en Abanqueiro, y después de tener a su hijo Eduardo se dedicó a servir en casa de una conocida y adinerada familia de la zona.