Néstor Forján Beiró: La mente oculta detrás del botón de «start»

antón parada RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

CARMELA QUEIJEIRO

El experto ha trabajado para Electronic Arts Sports en la elaboración de las últimas cinco ediciones del «FIFA»

30 dic 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

La siguiente historia es un ejemplo perfecto para aquellos que dudan en seguir un camino preestablecido por la masa, de esos pasos que son entendidos como los adecuados y que configuran las elecciones de una mayoría. Podría decirse que Néstor Forján Beiró (Padrón, 1980) siguió esas pisadas hasta que entendió que no podía engañar más a su destino, pues a veces el futuro se esconde donde menos te lo esperas. Incluso en el botón de start de un videojuego.

A día de hoy, ha trabajado para la principal firma de videojuegos de deportes a nivel mundial, Electronic Arts (EA) Sports, donde ha participado en la elaboración de las últimas cinco ediciones de su título estrella dedicado al deporte rey, el FIFA. Entre sus responsabilidades ha figurado encargarse de tareas relacionadas con diseño, ejecución, guiado del equipo y toma de decisiones. Desde hace tres meses, trabaja como consultor vinculado a esta y otras empresas internacionales del sector.

Nivel 1

Forján se vino a Barbanza cuando era solo un niño, primero vivió en la parroquia rianxeira de Taragoña, hasta que luego se trasladó con su familia a Boiro. Corría el 1998 y un joven estudiante en el IES Praia Barraña ya despuntaba como colaborador de la por aquel entonces emergente página web especializada en videojuegos Meristation -hoy de las principales en España-. Tenía 17 años y ya escribía críticas o buceaba en la vanguardia de la industria a través de publicaciones de medios ingleses.

«La barrera de acceso era muy baja para publicar en Internet», explicó el productor, para señalar que en los inicios le caían análisis que nadie quería realizar como «adaptaciones de películas o algo llamado Virtual Skipper 4, un simulador de navegación a vela». ¿Pero qué importaba? Estaba haciendo lo que le gustaba, cada vez ganaba más soltura y se empapaba de más conocimientos sobre el mundillo.

«Yo era de letras, a mí lo de programar nunca me fue, y cuando eres adolescente no te das cuenta de que hay otras cosas que puedes hacer», con esa premisa Néstor Forján se fue a Santiago, donde haría tres años de Derecho, para finalmente marcharse a Madrid y licenciarse en Comunicación Audiovisual.

Al terminar la carrera, el boirense no tardó en conseguir becas y un trabajo. «Hay un pobre mileurista en las empresas de audiencia que se tiene que ver el programa de televisión para medir y escribir minuto a minuto lo que está pasando desde su casa con una capturadora de vídeo», indicó Forján del que fue su primer empleo. En esta tesitura se encontraba en 2008, cuando un compañero que estaba echando currículos en empresas de videojuegos le animó a hacer lo mismo.

Catador de bits

Forján entró como tester en uno de los departamentos de certificación de EA. Básicamente, su cometido fue el sueño de miles de adolescentes, exprimir un juego que todavía no ha salido al mercado para detectar todos los errores a subsanar por los programadores. No obstante, con su trasfondo en prensa y su capacidad creativa, destacó pronto en el ámbito de la consultoría y en 12 meses ya era fijo.

Después de cinco años en la oficina de EA en Madrid, hubo un cambio de consejero delegado en la firma y esta división fue externalizada. Entonces, el barbanzano estuvo unos meses como consultor hasta que le llamaron del equipo de FIFA de la capital rumana de Bucarest, urbe en la que continúa viviendo. «Recibes una copia del juego en desarrollo, lo pruebas y entonces se trata de generar un grupo de discusión y un informe. El fin es analizar aspectos como la sensación de juego, el diseño o el mensaje que se quiere transmitir», resumió de un trabajo que también ha abordado franquicias como Crysis de Crytek.

«Hay una diferencia enorme entre hacer videojuegos y jugarlos, pero si alguien piensa en dar el salto yo le animaría a que se descargase un motor gratuito y probase», indicó de un trabajo de ocho horas diarias muy intensas, para reconocer riendo lo que tantos se preguntan: «En el equipo de FIFA hay muchos que en las pausas se echan una pachanga o buscan cartas de futbolistas. Están muy involucrados». Y quizás no haya más secreto que el de que aman lo que hacen.