Suicidio

Alicia Fernández LA CRIBA

BARBANZA

15 dic 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

España es ese país que camina con paso firme hacia el precipicio, pero a ritmo de una rumba o pasodoble, jalándose un jabugo o una paella y bailando una sardana o una muiñeira ¡Que ahí nos las den todas! Porque puestos a diñarla, que sea con alegría. No pregunten si el problema tenía remedio, pues metidos ya en vereda que nadie nos arruine la fiesta, aunque sea un funeral.

Y lo de Galicia es nivel Dios. Todos los medidores de bienestar y progreso nos suspenden de largo. Ya no te digo en las infraestructuras y demás minucias, solo importantes para los alemanes y sus vecinos rubios. Pero en cambio tenemos una máquina propagandística muy bien dimensionada y que por su efectividad debe ser la envidia del sátrapa norcoreano: la Xunta. Si escuchas a cualquier representante de la misma, y cierras los ojos, te creerás a pies juntillas que habitas en la antesala del Edén.

La realidad es terca y acaba poniendo en evidencia a los embaucadores mediocres. Esta semana, sin ir más lejos, dos noticias nos dicen que tenemos ya la soga al cuello. Por una parte, que en estos momentos, año 2018, volvemos al censo de 1972. Por otra, que en el primer semestre del año tenemos un saldo vegetativo negativo de 9.135 personas. Los peores datos de España, que ya de por sí tienen miga. Unos datos escalofriantes que marcarán un futuro de pobreza, pero que a nadie parecen importarle. Feijoo seguirá con sus chascarrillos y política paternalista, la oposición con discursos vacíos y los ciudadanos de espaldas a todo. Hasta escuchas algún chiste sobre el asunto ¡No me digan que no somos unos cachondos hasta cuando nos suicidamos!