La comarca solo recicla un tercio de los plásticos agrícolas que consume

Xoán R. ALVITE MAZARICOS / LA VOZ

BARBANZA

MATALOBOS

Cada año se utilizan unas 350 toneladas de un material que puede resultar tóxico

28 nov 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Una explotación agroganadera barbanzana de tamaño medio consume al año alrededor de 700 kilos de plásticos agrícolas. Se incluyen en el cómputo tanto las lonas con las que se cubren los silos de forraje o los invernaderos como las bolsas y rollos que se utilizan para plastificar las balas de hierba. También los sacos de los diferentes abonos químicos. En total, más de 350 toneladas de un material que puede resultar altamente tóxico si no se procesa de forma adecuada y del que apenas se aprovecha un tercio en territorio barbanzano.

De hecho, en la comarca solo cuentan con un plan de recogida de este tipo de residuos los municipios de Lousame y Mazaricos. Territorios con un importante peso del sector primario pero que, sin embargo, solo logran recuperar para su posterior reciclado algo más de 110 toneladas anuales. Buena parte de estos desechos se procesan en la factoría que la empresa Tryma (Tecnoloxía e Reciclaxe de Materiais) tiene en el municipio de O Pino donde acaban convertidos en pequeñas bolas de entre 15 y 25 milímetros.

Varios usos

Esta nueva materia prima se denomina granza y se usa para la elaboración de productos tan dispares como las bolsas de basura, los tubos que se emplean en el sector de la fontanería o incluso en el propio ámbito agrícola para el montaje de distintos sistemas de riego por goteo.

¿Qué sucede con los 240.000 kilos de plásticos que no entran en la cadena de reciclaje? Mayoritariamente son incinerados por los propios agricultores al agotar su vida útil o abandonados en cualquier vertedero incontrolado, situaciones ambas enormemente perjudiciales para el entorno. La primera, por la elevada toxicidad que genera su quema tanto para las personas como para la atmósfera. La segunda, por cuanto supone de deterioro para el paisaje habida cuenta de que este tipo de plásticos tardan décadas en degradarse.

Tales son los efectos nocivos de una gestión inadecuada de estos materiales que la normativa ambiental castiga su violación con multas que pueden superar los 6.000 euros. Sanciones a las que se suman las derivadas del incumplimiento de la llamada condicionalidad de la PAC, una serie de normas ambientales de obligatorio cumplimiento para aquellos agricultores y ganaderos que reciban subvenciones procedentes de Bruselas.

Falta de financiación

El plan de recogida de plásticos agrícolas fue puesto en marcha por la Xunta en el año 2005 -una década después ya contaba con más de un centenar de municipios adscritos- y estaba subvencionado por el Feder (Fondo Europeo de Desarrollo Regional). Sin embargo, esta vía de financiación se ha agotado y la continuidad del servicio a partir del próximo año es una incertidumbre. De hecho, el convenio que la Xunta mantenía con los ayuntamientos para hacerse cargo de los gastos ha entrado en vía muerta.

A esto se une que, desde principios de año, China ha dejado de importar la granza plástica, lo que ha provocado un importante descenso del precio del plástico reciclado y, de forma paralela, que las empresas que se dedicaban a esta actividad pierdan interés en mantener sus recogidas. Aunque desde la Consellería de Medio Ambienten señalan su intención de poner en marcha medidas de colaboración con los municipios, todo apunta a que serán estos o bien los propios ganaderos -están obligados por ley- los que se hagan cargo de la retirada y reciclaje de estos residuos.

El Concello de Mazaricos gastará 12.000 euros para mantener el servicio de retirada

El Ayuntamiento de Mazaricos ha sido de los primeros de Galicia en dar un paso al frente, una vez la Xunta ha dejado de financiar la retirada de plásticos agrícolas. En este sentido, desde el consistorio no solo no se ha paralizado la recogida de material sino que se ha potenciado aumentando la frecuencia con las que los camiones recorren las diferentes granjas para recogerles estos desechos.

Asumir los costes de este servicio costará algo más de 12.000 euros a las arcas municipales, tal y como explica el alcalde, Juan José Blanco Riveiro: «Sabemos que é moito diñeiro, pero consideramos prioritario manter o servizo de recollida. Tanto polos efectos beneficiosos que ten para o entorno como polo que supón de solución ao problema que terían os gandeiros se tivesen que xestionar eles mesmos este asunto cos seus propios recursos», apunta el regidor.

Para solicitar la recogida de estos materiales, los ganaderos solo tienen que notificarlo en las oficinas municipales donde se planifican las rutas que un camión realiza una vez al mes.