La comarca aportó 142 soldados a las filas del Ejército de Fernando VII

cristóbal ramírez

BARBANZA

MATALOBOS

Los concellos de la zona estaban encuadrados en los partidos judiciales de Outes y Noia

04 nov 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

España necesitaba soldados. Exactamente 29.973, de los cuales 901 deberían de ser de la provincia coruñesa y había que seleccionarlos por sorteo eludible previo pago. El almanaque marcaba 1821 y corrían tiempos del Trienio Liberal, que comienza cuando el rey Fernando VII es obligado a aceptar la Constitución de Cádiz (de 1812) y a abolir la Inquisición.

Por entonces en A Coruña se recibió el siguiente mensaje del Ministerio de la Gobernación, antecedente del actual del Interior: «Inmediatamente me dará VS aviso del día en que se ha concluido el reemplazo del Ejército en esa provincia de su mando, y si todavía no lo estuviese me expondrá VS circunstanciadamente las razones que han concurrido para la falta de cumplimiento en los términos que las Cortes lo han decretado, acompañando una nota en que conste el número de hombres entregados, los que tienen recursos pendientes y los que faltan para el completo».

Pero en A Coruña nadie se dio demasiada prisa en hacerle caso y de hecho hubo que enviar una segunda orden. Entre otras razones, porque no existía una infraestructura moderna que fuera capaz de gestionar la orden: la puesta en marcha de la Diputación -una de las grandes e innovadoras apuestas salidas de Cádiz- no tuvo lugar hasta el 1 de junio de 1822.

Largo documento

Así, el organismo provincial publicó el 5 de noviembre de ese año un largo documento firmado por el jefe político de aquel entonces, Antonio Loriga (que era, por lo tanto, el primer presidente de dicha institución pública y que poseía un pazo en Sigrás) en el que se daban instrucciones al «Sr. Presidente del Ayuntamiento constitucional de…» (lógicamente, se remitió a todos los concellos) indicando cuántos hombres tenía que aportar cada uno hasta sumar ese total de 901.

Eso sí, tenían que ser «mozos solteros y viudos sin hijos, comprendidos en la edad de 18 años y la de 36». Y para evitar la picaresca, los que se casasen a toda prisa para evitar ser llamados a filas «entrarán en la suerte». Entre quienes libraban, «los maestros de primeras letras que sean únicos en pueblos de 300 vecinos por lo menos».

Claro está que hay algunos entes locales de aquellos tiempos que hoy en día no figuran en el mapa: Serantes, Camouco, Engertado, Eijo, Villar… pero sí son reconocibles los topónimos que identifican a la mayoría de los partidos judiciales en los que se integraban: Ferrol, Pontedeume, Betanzos, Coruña, Vimianzo… con las excepciones de rigor: Poulo, Sar, Sísamo…

A Coruña (33), Miraflores (cerca de la anterior; 15), Barcala (o sea, la zona de Negreira; 14), Oza (hoy un barrio de A Coruña; 14) y Ferrol, Pontedueme y Betanzos (con 13 cada uno) eran los ayuntamientos que más hombres útiles aportaban. En el polo opuesto, y con uno cada uno, figuraban Vilar de Ferreiros (cerca de Melide), Ribeira (entonces una minúscula aldea), Palmeira, Riba (no lejos de Outes), Muros (una villa de pescadores sin gran importancia demográfica), Camariñas, Corcubión, Franza, Caamouco (una y otra, a tiro de cañón de Pontedeume), Maniños (hoy, en Fene) y Graña (en la ría ferrolana).

Partidos judiciales de la zona

En lo que se refiere a los partidos judiciales de Outes y Noia, que comprendían a la mayor parte del territorio que hoy ocupan los concellos de las comarcas de Barbanza, Noia y Muros, tenían que aportar respectivamente 67 y 75 mozos.

Y el día 6, la Diputación sacaba a la luz otro documento en el que se hacía pública la población de España provincia a provincia y los hombres que tenía que aportar cada una. Tras Oviedo, Sevilla, Barcelona, Granada y Valencia figuraba Coruña (así, sin ningún tipo de artículo), con 337.970 habitantes.

Y una curiosidad final, porque en la orden de reclutamiento no sólo había personas: toda España tenía que aportar 7.695 caballos para el Ejército de Fernando VII. Y más curioso aún: la historia demostró que los cuadrúpedos fueron más fieles a su país que su majestad el rey.