Una intensa tromba de agua dejó más de 63 litros por metro cuadrado

Ana Lorenzo Fernández
ana lorenzo RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

CARMELA QUEIJEIRO

La lluvia provocó un reguero de inundaciones y caídas de árboles en los concellos de Arousa norte

12 oct 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Después de semanas, e incluso meses, en los que apenas habían caído cuatro gotas de agua, los vecinos de los concellos de la comarca -principalmente los de Arousa norte y Lousame- recibieron el miércoles por la noche una buena dosis de lluvia concentrada en muy poco espacio de tiempo. Así lo atestiguan los datos de Meteogalicia, que concluyen que esta primera tromba del otoño se dejó notar especialmente en este rincón barbanzano, donde se llegaron a recoger 63 litros por metro cuadrado en todo el día. Además, la estación instalada en Corrubedo fue la que llegó a marcar los niveles más altos de toda Galicia, acumulando 28 litros en una hora (entre las tres y las cuatro de la madrugada).

La consecuencia directa de tal cantidad de precipitaciones fueron un reguero de incidencias que mantuvieron ocupados a los servicios de emergencia toda la noche y buena parte de la mañana de ayer. El municipio boirense concentró gran parte de los avisos, puesto que fueron muchos los inmuebles que se vieron anegados. Entre ellos, la escuela infantil A Galiña Azul de Praia Xardín, donde se tuvieron que suspender las clases debido a la gran cantidad de agua que se había colado dentro. Lo mismo le ocurrió a varios establecimientos comerciales de la calle Ramón Fernández Mato, cuyos trabajadores se pasaron varias horas achicando agua.

Toda la mañana con la fregona

«Se inundó toda la tienda y afectó a la mercancía que tengo guardada en cajas. Llevo toda la mañana con la fregona, y cada vez que muevo una cosa aparece más agua», explicó Rocío González, dependienta en una tienda de ropa situada en esa zona. Cree que parte de la culpa de esta situación es: «Porque está toda la red atascada. Sino se limpian las arquetas no pueden evacuar toda el agua que recibe cuando llueve».

Cerca de allí, en la avenida de la Constitución, también se anegaron las dos plantas de un garaje, lo que obligó a los bomberos y a los miembros de Protección Civil a achicar el agua durante cerca de tres horas. Uno de los inquilinos del inmueble reconoció que esta no era la primera vez que sufrían un episodio similar. «Cando os coches aparcan moi adiante, tocando o faldón coa aceira, fan como unha especie de muralla que evita que o auga baixe á rúa e que vaia directamente ao garaxe», explicó.

Los miembros de los equipos de emergencia de Boiro también retiraron un árbol que se había caído en Tállara, y se encargaron de volver a colocar en su sitio varias de las tapas de alcantarilla que habían saltado por los aires en Cabo de Cruz, Praia Xardín y en el paseo del río Breiro.

También en Rianxo ocurrió lo mismo con algunos registros del casco urbano, aunque lo más significativo en este municipio fue que la lluvia arrastró la tierra con ceniza que dejó el incendio ocurrido hace unos días en Araño.

Balsas en viales

La tierra también cubrió gran parte de la carretera que bordea la playa pobrense de Cabío, donde se originaron varias bolsas de agua. En este municipio los bomberos de Ribeira y los miembros de Protección Civil pobrense tuvieron que achicar el agua que había inundado una casa en la zona de O Campiño, una situación que también se repitió en varios comercios situados frente a los jardines de Valle-Inclán.

Además, como consecuencia de la tromba de agua también se vino abajo un árbol de la finca donde se ubica la casa de cultura Raquel Soler, y varios particulares tuvieron que echar mano de la fregona para evitar que la lluvia se colase dentro.

Las incidencias en Ribeira afectaron a prácticamente todas las parroquias, donde los bomberos y los miembros del GAEM tuvieron varias intervenciones. Así, se registraron bolsas de agua en las carreteras situadas delante del colegio de Castiñeiras, al lado del vivero de empresas y Hesta Kurva. También cayó un poste de telefonía en la zona de Queimadoiros, y en Aguiño saltaron las tapas de alcantarillas.

En Palmeira, la fuerza del agua arrastró a la carretera principal la tierra y las piedras de una calle en obras, afectando también a algunas viviendas.