En la comunidad gallega existe un cupo de unos 1.300 pacientes por cada médico de cabecera, una cifra que es muy similar a la media nacional. Sin embargo, el problema llega cuando a esa cantidad de usuarios hay que sumarle la agenda de un compañero que se va de vacaciones o que coge una baja y no se cubre su vacante. «Si en un centro de salud hay dos médicos con 1.000 pacientes asignados a cada uno es estupendo, pero si uno se pone enfermo y no lo sustituyen, el otro se tiene que hacer cargo de 2.000 personas. Estamos con el mismo problema de siempre, no se cubren las bajas y se satura al resto de facultativos», apuntó Antonio Otero.
El sindicalista reconoció que la situación no tiene muchos visos de mejorar, porque ahora mismo no se ha aumentado la plantilla de profesionales que trabajan en los centros de salud, y únicamente se han cubierto los puestos que se han quedado vacíos por la jubilación de sus titulares.