Gustavo de la Paz: Fotografías que reflejan una pasión

Sergio romero / M. A. RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

MARCOS CREO

El toledano presenta una exposición después de asentarse en el mundo de la imagen

03 sep 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Gustavo de la Paz siempre tuvo clara su vocación pese a las diversas profesiones que ejerció a lo largo de su vida. Aficionado a la fotografía desde su juventud, el toledano soñaba con ganarse la vida con una cámara en la mano. En cuanto se abrió un pequeño resquicio, lo dio todo para aventurarse de lleno en su pasión. Ahora, asentado en el mundo de la imagen, ha dejado una nueva muestra de su talento en la galería boirense La Doce, donde hasta el 10 de septiembre permanecerán las 11 fotografías que conforman As cores do Barbanza.

La obra está compuesta por las diferentes gamas cromáticas que alcanzan los diversos paisajes de la comarca. En ellas, el autor refleja toda la belleza del lugar que lo acogió hace dos años: «Son paseos. El caminar, ver y observar. Este es un lugar precioso y quería representarlo más allá de la típica foto de atardecer y siempre me habían llamado la atención los diferentes colores que ofrece el día. He llegado a ver la ría de Arousa de color rosa».

La mayor complicación para realizar la exposición no fue el conseguir las fotografías, sino seleccionarlas. Las centenares de ideas con las que contaba De la Paz no cogían en La Doce: «Tenía infinitas opciones. Hice una selección de 50 y de ahí salió la exposición. Las imprimí en lienzo, ya que La Doce habitualmente trabaja pinturas. Fue en agradecimiento a todo lo que han hecho por mí. Me abrieron su casa y se han portado genial conmigo».

La exhibición de las fotografías esconde un pequeño juego. Todas ellas representan un punto diferente de la comarca de Barbanza y el que logre identificar sus ubicaciones se llevará un regalo: «Hay algunas que son blanco y en botella, pero hay otras que son muy complicadas. Se nos ocurrió y parece que a la gente le ha resultado entretenido».

Un largo recorrido

De la Paz disparó sus primeras fotos con una cámara de usar y tirar. Su curiosidad por el mundo de la fotografía aumentaba con cada revelado y poco a poco fue formándose de manera autodidacta: «Yo crecí en la época del carrete. Le cogía la cámara a mi padre y me iba a fotografiar por ahí. Fue un mundo que me enganchó desde el primer momento. En cuanto pude, me compré una Canon y, luego, decidí formarme de manera profesional. Era lo que me gustaba».

Durante su etapa de formación en la escuela de fotografía EFTI y en la Universidad Miguel Hernández, el toledano tuvo que buscarse la vida «de una manera u otra». Trabajó como camarero, como charcutero en el negocio familiar e incluso como inspector de calidad en una empresa que hacía fibra de carbono para aviones y coches de fórmula 1.

En cuanto acabó sus estudios y tuvo oportunidad, el ahora fotógrafo lo abandonó todo y se vino a Ribeira, una ciudad de la que se había enamorado en un anterior viaje: «Galicia tiene un encanto especial. Sus paisajes son increíbles, la primera vez que vine me quedé encandilado. Además, la gente es maravillosa y muy cercana. Estoy encantado».

Ahora, De la Paz ha montado su propio negocio. Hace fotos para prensa, de bodas, de paisajes o lo que se le ponga delante. Horas y horas dedicadas a algo que «no es trabajar, es hacer lo que me gusta». Está encantado con su profesión: «Lo típico que te dicen los padres de que te busques un buen trabajo, es cierto, pero uno tiene que guiarse también por lo que le gusta. No hay mejor trabajo que el que te hace disfrutar. Soy feliz».

Sin embargo, el artista sabe que no hay que bajar la guardia y que la fotografía exige formación continua: «Es un arte tan amplio que tienes que estar estudiándolo continuamente, yendo a museos y observándolo todo en general. Es imposible hacerte fotógrafo de un día para otro».

Creador de un coworking. Aún viviendo en Toledo, el artista creó un espacio de trabajo compartido, Nave 17. Allí, también experimentaba con sus creaciones.

Fotógrafo del Greco. De la Paz gozó de la oportunidad de enfocar 5 cuadros del pintor renacentista en su 400 aniversario.