Uno de los mayores temores de los viticultores es que sus plantaciones puedan verse afectadas por los hongos. Francisco Crusat y Antonio Saborido están satisfechos porque, en esta ocasión, han podido esquivarlos.
Crusat explica que «nos defendimos muy bien del mildiu porque supimos afrontar de manera adecuada las épocas más peligrosas». Afirma que «es habitual que haya mucha humedad en el período comprendido entre el 24 de junio y el 7 de julio y este año fue una etapa en la que el mildiu atacó con dureza».
El pobrense comenta que conoce viñedos que quedaron arrasados, en los que este año difícilmente podrá obtenerse cosecha alguna. Explica que la única forma de combatir esos enemigos de los viñedos es mediante «fuertes fitosanitarios».
Afirma que el tratamiento de las vides debe ser constante para garantizar su preservación, al tiempo de que habla de la idoneidad de buscar los productos más adecuados.