La momia

Estevo Silva Piñeiro SOSPECHOSO HABITUAL

BARBANZA

27 ago 2018 . Actualizado a las 16:46 h.

Está la cosa calentita con lo de los restos de Franco y he de reconocer mi sorpresa. Los analistas políticos de este país aseguraban que los «nostálgicos» que quedaban en España eran un porcentaje residual de la población. Entiendan «residual» en la acepción de la RAE que ustedes prefieran.

Pero el tema de la exhumación de la momia del caudillo ha agitado un avispero que ríete tú de las velutinas de Barbanza. Podemos comprobarlo con facilidad en cualquier noticia en las redes, en las de este diario sin ir más lejos, como cientos de personas defienden con vehemencia el eterno descanso y sustento del dictador con el erario público. Mientras la justicia chilena, más joven y por lo visto más cabal que la nuestra, obliga a la familia de Pinochet a devolver lo robado, nuestro país sigue manteniendo en el candelero a la de Franco en lugar de aplicarle la misma medicina.

No olvidemos, aunque sea de Perogrullo, que este señor juró lealtad a la República para después dar un golpe de estado a un gobierno legítimo y democrático. Lo apoyaron la Alemania nazi y la Italia fascista bombardeando sin piedad a población civil ante la indiferencia de Europa. Pero al menos en Alemania e Italia han tenido la vergüenza de relegar a sus caudillos al olvido y la clandestinidad mientras aquí se le venera con flores frescas, velas y oraciones.

Y no me agrada que sea Sánchez quien tome esta decisión. En mi opinión no deja de ser un gesto a la izquierda que debería haberse realizado hace treinta años, pero en fin. A ver si al menos así comenzamos a parecernos a una democracia de verdad.