Los detenidos esta semana estaban bajo la lupa de los investigadores, pero no fichados

La Voz

BARBANZA

12 ago 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Aunque si se hace un repaso por los últimos operativos contra el tráfico de drogas realizados en Barbanza hay nombres que se repiten y corresponden con personas que acumulan antecedentes, en el caso de los detenidos esta semana en el marco de la operación Barranca Bermeja no es así. Estaban bajo la lupa de los investigadores, pero no habían sido detenidos previamente por delitos de este calado.

Es el caso de Mario Otero, el hostelero de Boiro al que, en vista de que es uno de los doce implicados que ha sido enviado a prisión, se le atribuye un papel importante en el alijo interceptado en alta mar. Pese a no tener antecedentes, la sombra de su relación con actividades ilícitas, como el contrabando, siempre ha planeado sobre él, y su nombre se ha cruzado en numerosas ocasiones en diligencias realizadas por las fuerzas del orden.

El grupo del EDOA en la provincia de A Coruña y de la Udyco han recibido soplos en los últimos años que relacionarían al empresario boirense con el narcotráfico y le atribuirían la capacidad suficiente para mover decenas de kilos de droga. Sin embargo, hasta ahora, los indicios recabados nunca habían tenido el peso suficiente para abrir diligencias contra él.

Tras sus pasos

Por lo visto, su hijo ha seguido sus pasos puesto que es otro de los detenidos en la operación. Para él también se decretó el ingreso en prisión. Cosa distinta ocurre con los tres tripulantes del Siempre Cacharelos, que el viernes quedaron en libertad sin pasar siquiera por sede judicial.