José Vicente Domínguez: «Es inaudito que todavía exista quien cuestione el cambio climático»

A. novo / m. x. blanco RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

MARCOS CREO

Acaba de lanzar la versión en castellano de una novela sobre el medio ambiente

03 jul 2018 . Actualizado a las 09:46 h.

La última Feira do Libro de Ribeira concedió un protagonismo especial a los escritores locales. Una de las plumas ribeirenses que aprovechó la cita para presentar su creación más reciente fue José Vicente Domínguez. El autor de Palmeira habló de ¿Por qué maltratas tu planeta?

-Un libro conocido, pero que lanza de nuevo, ¿por qué?

-Este libro fue publicado en el año 2005, en gallego, idioma con unas connotaciones y unos significados que pienso que permite explicar mejor lo que ocurre en Galicia en lo que al cambio climático se refiere, pero la gente cada vez lee menos y desgraciadamente lee menos en gallego. Los autores del prólogo, una organización líder en gestión ambiental y cuidado de la naturaleza, me propusieron traducirlo al español y al inglés, fase en la que estamos ahora. Pasó el tiempo y lo fui dejando, pero ahora me di cuenta de que lo que decía en el 2005 no ha variado. El daño que se está causando al planeta continúa y las expectativas son las mismas que entonces.

-¿El objetivo es entonces llamar la atención de la sociedad?

-Sin duda. Hay una conciencia importante en la juventud y en los niños, que cada día se preocupan más por el tema del medio ambiente. Es inaudito que todavía exista quien cuestionen el cambio climático. Los grandes oligarcas del poder, los dueños de centrales de producción energética y demás lo niegan por razones obvias. Otros pienso que son personas que no ven el tiempo a largo plazo, no es de su incumbencia lo que ocurra en el futuro, que es lo que le está pasando a Estados Unidos o China. Estos que niegan el cambio climático influyen en la gente de a pie, confundiendo a la población. Hay efectos evidentes, como la subida de las temperaturas, el deshielo de los polos, el aumento del nivel de mar, la desubicación de las especies y, claro está, la polución, que se manifiesta en el día a día, sobre todo en espacios cerrados como son las rías. Afortunadamente, la degradación que venían sufriendo estas por la falta de depuradoras se está corrigiendo.

-Cuando arrancó este proyecto, ¿cómo se documentó?

-En el año 2005 ya existía bastante documentación sobre este tema, pero en Internet todavía no había mucha. Pese a que Estados Unidos es uno de los países que menos hace por este problema, es donde hay más científicos preocupados por el tema. Cuando yo escribí el libro estaba a punto de entrar en vigor el protocolo de Kioto, que había sido redactado en el 2001. Tuve que filtrar documentación contradictoria y exagerada, para quedarme en un término medio.

-¿Cómo decidió contar toda esta problemática?

-Tengo que decir que, en eso, es una novelaza. El tema podría convertirse en una obra bastante engorrosa, con demasiados datos. Decidí darle voz a las piedras, a los árboles, a los pájaros, a los peces y para unificar esas voces; situé en la historia dos grandes personajes con poderes sobrenaturales, uno que defiende los intereses de los océanos y otro que defiende los intereses de la tierra. Uno se llama Roncudo y otro Juan Rey, que vive en una cueva. Cada uno defiende lo suyo, pero buscan un entendimiento para la defensa global del planeta. A través de la novela se ve que los culpables de la contaminación son los de la tierra. El mar es el origen de la vida y recibe nuestra contaminación, que luego devuelve.

-¿Cambió su concepción respecto al cambio climático después de este trabajo?

-Han pasado 13 años y veo que los números no se han modificado para nada. Los últimos estudios, que abarcan un período del 2012 al 2018, hablan del mismo incremento de temperatura del que se hablaba en el 2005. Hay países que sí han adoptado medidas, pero poder comprar las cuotas de CO2 me parece una aberración. Los parámetros del deshielo también se mantienen. Seguimos en clara progresión geométrica. El nivel del agua del mar subió 22 centímetros.

-El escenario no es optimista...

-No, por lo que todo tenemos que hacer pequeños gestos. Creo que es positivo que los niños están concienciados con este tema.