José Manuel Hermo: Un artista de la mecánica naval

María Xosé Blanco Giráldez
m. x. blanco RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

CARMELA QUEIJEIRO

Su último trabajo es una reproducción de la sala de máquinas de un trasatlántico

09 jun 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Trabajó toda la vida ligado al mar y ahora, ya jubilado, el noiés José Manuel Hermo, más conocido como Patelo, se siente incapaz de descansar alejado de dicho medio o, más bien, de la que fue su profesión y pasión: la mecánica naval. A sus 78 años acaba de concluir la que es para él su obra maestra: una reproducción de la sala de máquinas de un trasatlántico a la que no le falta detalle. Asegura que su único objetivo es transmitir su afición a las nuevas generaciones para que el oficio no se pierda.

Tardó casi tres años en superar este reto, pero tiene en su cabeza las cifras que demuestran que el trabajo realizado es una auténtica obra de arte. Invirtió en su realización 7.800 horas para engarzar un total de 2.186 piezas, para lo que utilizó 1.854 tornillos. No oculta el orgullo que le produce hablar de la maqueta: «Está formada por cuatro motores V16, dos reductoras y dos hélices de palas variables, piezas que van sumergidas en el agua para que se pueda comprobar el efecto que produce el cambio de las palas».

Patelo recuerda con claridad el origen de esta aventura: «Fue en una entrevista que me hicieron en Madrid, cuando me preguntaron cuál era el proyecto que tenía en mente, contesté que mi ilusión era reproducir la sala de máquinas completa de un trasatlántico, pero añadía que, como me hacían falta cuatro o cinco años para culminar este proyecto, lo descartaba». Lo que no sabía el noiés era que recibiría ánimos, a través de Internet, de una riada de gente. Este impulso inesperado fue decisivo: «En el 2015 me puse manos a la obra y, después de tres años de trabajo, puedo decir que cumplí mi sueño».

Hermo Barreiro ya presentó su obra con honores en la Escuela Náutica de A Coruña y en Navalia, la feria internacional de la industria naval de Vigo. Y su intención es continuar la gira por tierras barbanzanas: «Tengo previsto presentar el trabajo en la Escuela Náutica de Ribeira, coincidiendo con el aniversario del centro, y también quiero ir a colegios e institutos de la zona». Y es que el objetivo principal de Patelo es transmitir a los jóvenes su pasión por la mecánica naval: «Quiero que no se pierda el oficio, por eso a los trabajos que hago les doy un carácter didáctico. En esta maqueta es posible ver el funcionamiento de todas las piezas e incluso tengo vídeos del proceso de elaboración para mostrarlos a los chavales».

La vuelta al mundo

Algunas de esas producciones audiovisuales, de las que se encarga su hijo, han dado la vuelta al mundo: «El vídeo del motor V12 más pequeño del mundo tiene más de 14 millones de visitas y nos consta que fue reproducidos en diferentes países». Tanto es así que Patelo recibió invitaciones desde lugares como Canadá, México y Escocia para hablar allí de los trabajos que realiza, aunque nunca se animó a ir. «Por aquí sí, pero salir al extranjero no me gusta», señala.

Ahora, tras llevar realizados 18 motores, el noiés cree que le ha llegado el momento de tomarse un descanso: «Puede decirse que llevo 62 años trabajando y 28.000 horas invertidas en la realización de estas maquetas, una tarea que inicié con 18 años, cuando hice una máquina de vapor». Reconoce que proyectos, retos y sueños no le faltan: «Todo el mundo me propone hacer algo. Cuando me hablaron del V12 más pequeño del mundo me puse a hacerlo aquel mismo día».

Por miedo a que alguien le ponga sobre la mesa otro proyecto interesante o le anime a materializar uno de los que él tiene en mente, prefiere no hablar de planes futuros: «Me quedan cosas en el tintero, claro que sí, pero prefiero no hablar de ellas, porque si me empujan a lo mejor decido volver a empezar y el miedo que tengo es que no pueda terminarlas. Ese era mi gran temor cuando me puse con la sala de máquinas del trasatlántico». Pero Patelo ya puede decir que superó su gran reto.