Los candados del amor llegan a la variante de Noia

Marta Gómez Regenjo
Marta Gómez RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

MARCOS CREO

Casi cuatro años después de su puesta en servicio, el viaducto noiés presenta un aceptable estado de conservación

03 abr 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace casi cuatro años que se abrió al tráfico el viaducto sobre la ría de la variante de Noia, una infraestructura llamada a convertirse en una imagen emblemática de la villa de Taramancos. Sin embargo, con lo que seguramente nadie contaba es con que serviría también como el lugar elegido por algunos enamorados para sellar su unión. No en vano, aunque su presencia todavía no es tan masiva como en otros puentes históricos como los parisinos, los candados del amor ya lucen en las barandillas del vial.

Las cerraduras, repartidas en distintos puntos, son uno de los elementos que más llaman la atención de quienes recorren el viaducto a pie. Por lo demás, con cuatro años escasos de antigüedad, el puente de la variante noiesa es una infraestructura prácticamente a estrenar y lo cierto es que su estado se conservación es más que aceptable. Fuentes de la Consellería de Infraestruturas, titular del vial, indicaron que se hace un trabajo de mantenimiento periódico y eso se nota. Con todo, el paso del tiempo comienza a percibirse en varios detalles, como los restos de óxido o la presencia de pintura desconchada en las barandillas.

Pese al mantenimiento, la vegetación se abre paso entre las rendijas que deja el cemento, tanto en la calzada como en la pasarela peatonal, y en algún tramo de la parte reservada a los viandantes el firme empieza a resentirse. Las pintadas, realizadas en los paneles antirruido y en el monolito que hace las veces de placa conmemorativa con la fecha de la inauguración, también están presentes en el puente.