Cuando los coches no dejan ver las plazas

Marta Gómez Regenjo
Marta Gómez RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

CARMELA QUEIJEIRO

Los vehículos invaden hasta el último rincón de las calles más emblemáticas de la zona antigua de la villa rianxeira

17 mar 2018 . Actualizado a las 13:36 h.

Rianxo tiene mucho que ofrecer, y pese a no contar con un casco histórico como tal, sí atesora una zona vieja razonablemente bien conservada -a pesar de algunos desmanes urbanísticos de décadas atrás que claman al cielo- y con plazas y calles, sobre todo en las inmediaciones de Cabo da Vila, emblemáticas. No en vano, en ese ámbito se concentran la mayoría de las conocidas casas do remo, construcciones con la catalogación de BIC como el pazo de Martelo y espacios que mantienen la esencia de la villa marinera que vale la pena visitar. Sin embargo, el paseo por esos lugares se ve entorpecido por los coches que pueblan hasta el último rincón y que, con frecuencia, enturbian el paisaje e impiden admirar y disfrutar de un urbanismo muy característico.

No es que quienes dejan su vehículo en esa zona de la villa se estén saltando a la torera las normas de tráfico o que la Policía Local haga la vista gorda y deje sin castigo a los conductores infractores. El estacionamiento en las calles del Rianxo más antiguo está permitido, pero eso no evita que a muchos les chirríe la presencia de automóviles por todas partes, pegados a un cruceiro, en un estrecho callejón o a los pies de las escaleras de acceso a la iglesia parroquial. De hecho, esta situación tampoco agrada al gobierno local, y existe un proyecto para urbanizar el entorno del auditorio y habilitar nuevas plazas de aparcamiento en esa zona para liberar, al menos en parte, las calles de O Cabo da Vila. Sin embargo, el propio alcalde rianxeiro explicaba ayer que, por ahora, no hay avances en esa propuesta, que depende de que Portos de Galicia le dé el visto bueno.

Así que, mientras tanto, vecinos y visitantes seguirán conviviendo con la constante presencia de turismos en el casco antiguo de la villa, incluso en espacios tan emblemáticos como el entorno de la iglesia o A Praciña.

Situación peculiar

El templo parroquial rianxeiro tiene la peculiaridad de que a su alrededor no hay un cementerio. En cambio, sí está rodeado por coches por los cuatro costados, tanto en la plaza principal, que comparte con un pazo de Martelo cuya fachada, salvo fiestas de guardar en la que se prohíbe el acceso, pasa desapercibida entre todos los vehículos que aparcan delante, como en uno de los accesos laterales y la parte posterior.

Otro espacio emblemático invadido por los automóviles es la pequeña plaza da Fonte, un lugar singular al que conducen varios callejones en los que, cómo no, siempre hay turismos estacionados. Y tres cuartos de lo mismo sucede en A Praciña, epicentro junto con las calles aledañas de las celebraciones de A Guadalupe el día del Feirón Mariñeiro.

El gran problema para corregir esta situación es que los inmuebles de la zona vieja de Rianxo carecen de garajes, con lo cual, antes de peatonalizar, es necesario ofrecer a los residentes alternativas para dejar sus coches que, de momento, no abundan.