Para poder realizar los controles de detección de estupefacientes no solo es necesario contar con un aparato -drogotest-, sino que también es obligatorio que todos los agentes realicen un curso específico para poder practicarlos, trámite que han cumplido ya todos los de Boiro y Carnota, y gran parte de los de Ribeira. Además, todas las pruebas efectuadas deben guardarse en una nevera y remitirse a un laboratorio de la Universidade de Santiago (USC), donde se certificará si efectivamente el conductor había tomado alguna droga.
Este análisis es muy importante, puesto que muchas veces se pueden registrar casos de falsos positivos, como ocurrió el año pasado en Boiro, donde finalmente hubo que retirar cuatro denuncias porque se demostró en el laboratorio que el resultado final era negativo. Esta situación evitó que dichos conductores se enfrentaran a una sanción económica de mil euros y a la retirada de seis puntos del permiso de conducir.