Ana Domínguez: La vida entre escenarios y fogones

María Xosé Blanco Giráldez
M. x. Blanco RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

CARMELA QUEIJEIRO

Pisa las tablas con Xoré Teatro e impartió un nuevo taller de gastronomía en Ribeira

12 feb 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Aficiones las hay para todos los gustos. Algunos las eligen parecidas, pertenecientes por lo menos a un mismo ámbito; pero otros apuestan por actividades que, por lo menos a simple vista, poco o nada tienen que ver. Hay incluso quien decide luchar por convertir estas pasiones en su medio de vida. Y ahí es donde encaja la historia de Ana Domínguez. Trabajó en la hostelería y como monitora de tiempo libre, raíces en las que se asienta su actual vida profesional, que se mueve entre los fogones de los cursos de cocina que imparte y los escenarios que pisa con su compañía de teatro, Xoré.

Como maestra cocinera, acaba de impartir en Ribeira dos talleres de recetas carnavaleras. Se trata de una iniciativa que ha despertado gran interés, agotándose en pocos días el medio centenar de plazas disponibles. Para muchos de los participantes, Anuska Domínguez era una vieja conocida, puesto que se ha hecho cargo tanto de este taller como del que tradicionalmente tiene lugar en Navidad en más de una ocasión. Asegura que los conocimientos que ha heredado y sigue recibiendo de su madre son fundamentales en estas clases: «Ela é unha excelente cociñeira e a min sérveme de musa».

Además de pasarle un sinfín de recetas, su madre le legó la pasión por la cocina tradicional, que ahora Ana Domínguez intenta transmitir a sus pupilos. Aprovecha las clases para sacar a la luz platos que, aunque comunes en el pasado, seguro que han caído en el olvido en la mayor parte de los hogares. Es el caso de las papas lambersa: «É un caldo pobre que se facía con verdura de col e, despois, a auga aproveitábase botándolle un puñado de fariña de millo». Y de los carolos fervidos: «Consiste en coller a parte de arriba da boroa e fervela en auga con unto. Complétase cun pouco de azucre».

Las singulares recetas que rescata del olvido, sumadas a su carácter alegre y abierto, constituyen, con toda probabilidad, una parte importante del éxito que Anuska Domínguez tiene como monitora de cocina: «Gústame facer as clases entretidas, contando anécdotas da época de miña nai e tamén me gusta que a xente interveña e opine. Son das que pensan que das críticas tamén se aprende moito».

Dos caras independientes

La faceta de intérprete, con la que ha aprendido a perderle el miedo al público, le sirve a la ribeirense para sentirse segura ante sus alumnos, aunque ella insiste en que actriz y maestra cocinera nunca van juntas. A las tablas se subió hace ocho años de la mano de Xoré Teatro, compañía que desde el 2014 es profesional. Durante este tiempo, ha participado en una decena de montajes y de sus palabras se desprende que vive cada función como si fuera la primera: «Gústame a proximidade do público, transmitir emocións e ter a tensión de facelo ben á primeira, pois non hai outra oportunidade».

Y eso que el teatro no entraba, ni de lejos, en los planes de esta ribeirense hasta que el director de la compañía se fijó en ella: «Estaba traballando como monitora nunha estadías de tempo libre e Ramón Torrente propúxome entrar a formar parte do grupo para unha obra ao redor do acoso e da violencia de xénero». Aceptó y ya nunca volvió a alejarse de los escenarios, donde asegura ser feliz: «Para min isto era como un soño imposible de acadar».

A sus dos pasiones, Anuska Domínguez le intenta sacar un partido que trasciende de lo que puede considerarse interpretación y formación gastronómica. A nivel teatral, explica que Xoré apuesta siempre por obras que abordan graves problemas de la sociedad, como el acoso o la violencia machista; mientras que en la cocina, uno de sus retos es evitar que las tradiciones caigan en el olvido.