Hay condenas poco serias

Juan Ordóñez Buela DESDE FUERA

BARBANZA

27 ene 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

L o han condenado a más de 200 años en la cárcel. Me gustaría que alguien me lo pudiera explicar. Hay que suponer que si una persona es condenada a una cantidad determinada de años de cárcel es para que los cumpla. Del mismo modo que, si la condena consiste en una multa es para que la pague. Pero no, claro, no es lo mismo. Si el condenado no tiene dinero para pagar la multa, sus ingresos serán controlados y siempre habrá la posibilidad de que tenga fondos en el futuro. Pero la condena a dos siglos de cárcel me parece totalmente aberrante. Tengo una edición antigua del Libro Guinnes de los Records, en el que encuentro una sentencia de un tribunal que impuso a un hombre 7.109 años de prisión. Seguramente, la marca ya ha sido batida, porque ya sabemos que cualquier récord tiende a ser superado.

Yo no entiendo por qué los fiscales, a veces, piden este tipo de penas. Ya sé que hay razones técnicas y jurídicas que hacen que una suma de delitos lleve a una suma de condenas. Pero la existencia humana tiene unos límites y no creo que un tribunal pueda conseguir que alguien viva algunos siglos para que la condena sea cumplida. De modo que, cuando el preso fallezca, habrá quedado a deber años a la justicia.

En principio, no me gustan las disposiciones legales que no se puedan cumplir. No dudo de la buena intención de quien las dicta, pero si son contrarias al sentido común, siempre serán discutibles. O absurdas, Y el lenguaje debe ser igualmente razonable. ¿Qué debe hacer el abogado de un procesado si le piden 1.700 años de cárcel? Solo puede pedir la absolución, porque no tendría sentido que pidiera una rebaja.

Para concluir, me vienen a la cabeza las noticias vinculadas con el caso de Diana Quer. Primero, las más de 600.000 firmas que se han recogido en favor de la prisión permanente revisable. La segunda, las palabras del padre de la joven asesinada en relación a José Enrique Abuín: «Puedo asegurar que esa persona, en el entorno de Asados y Rianxo, está condenada de por vida».