Preguntas

Alicia Fernández RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

06 ene 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Llegado este momento, que por no ser ni es un punto y final, que tampoco es, ni de lejos, el mejor desenlace, he de reconocer que se me antoja la solución menos cruel para resolver el trágico enigma que durante año y medio sufrió la familia de Diana Quer; sobre todo porque hacía tiempo que se descartaba una huida voluntaria y pacífica, sola o ayudada por alguien.

Lo digo por conocer de cerca la doble tragedia de aquellos que no pueden enterrar a un ser querido, de llorarle y tener un punto de referencia final. Duele más la angustiosa incertidumbre que la realidad del hecho violento. Aunque la pena siga siempre.

Pero también es tiempo, desde la mesura y el sentido común, para hacernos algunas preguntas: ¿Hubo errores graves a lo largo del proceso de investigación? ¿Por qué no se había registrado esa nave cerrada sabiendo que el principal sospechoso trabajó allí? ¿Si se tenía tan clara su implicación, por qué se permitió que solo la suerte impidiese otra tragedia? ¿Por qué los mandos de la Guardia Civil se apuntan con tanto frenesí a todos los circos mediáticos propiciados por sucesos tan graves? ¿Es necesario dar tantas explicaciones públicas de los medios y métodos empleados? ¿Cuál debe ser el papel de los medios de comunicación en situaciones tan difíciles? ¿Pueden dormir aquellos que andan comprando testimonios para dar carnaza a sus shows?

Y en mi humilde opinión la más importante: ¿quién devuelve o repara el honor -ya sé que a día de hoy cotiza a la baja- de los padres de Diana Quer? ¡Cuántas barbaridades se dijeron de ellos! ¡Cuántas sospechas se deslizaron! ¡Cuánto dolor irreparable! DEP.