Civiles y militares, unidos en el EVA-10

María Xosé Blanco Giráldez
m. x. blanco RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

El comandante Juan José Vázquez destacó los avances tecnológicos y la implicación con el medio ambiente

11 dic 2017 . Actualizado a las 10:59 h.

No era el mejor día para subir al monte Iroite, pero un puñado de civiles desafiaron ayer a las condiciones meteorológicas adversas para arropar a los militares que trabajan en el Escuadrón de Vigilancia Aérea número 10 (EVA-10) en la celebración del gran día del Ejército del Aire. En la base se conmemoraba la festividad de la Virgen del Loreto. El gran cartel situado en el pabellón en el que tuvieron lugar parte de los actos reza Ni el viento nos mueve y tampoco el temporal bautizado como Ana consiguió que hubiera cambio de planes.

Los asistentes se concentraron inicialmente en la capilla de la base militar, donde el párroco Marcelino Barros ofició una misa cantada por la coral del Liceo de Noia que, como siempre, incluyó en su repertorio la Salve aviadora. Pero los momentos más emotivos se vivieron después, en el recinto deportivo del EVA-10. Allí se entregaron una veintena de distinciones, justo antes de que el comandante José Vázquez Moreiras tomara la palabra para hacer balance del último año. Empezó ensalzando la dedicación y el esfuerzo de los militares que, sobre todo en invierno, hacen frente a la lluvia, al viento y a los animales que merodean por la carretera para llegar a sus puestos.

Vigilancia todos los días

En su discurso, Vázquez Moreiras hizo hincapié en los avances tecnológicos que ha experimentado el acuartelamiento, destacando que han permitido reducir las paradas técnicas y garantizar el sistema de vigilancia los 365 días del año: «La unidad ha superado con nota la evaluación anual», apuntó.

El comandante también se refirió al esfuerzo que se está haciendo en materia medioambiental y al apoyo que el escuadrón presta en la lucha contra los incendios, haciendo especial referencia al trabajo realizado durante la ola de fuegos del pasado mes de octubre. Y finalizó destacando las excelentes relaciones que existen entre los militares y la sociedad civil: «La gente de Barbanza nos ha acogido siempre con los brazos abiertos y aquí nos sentimos como en casa».

Entre lágrimas, Juan José Vázquez tuvo palabras de recuerdo para los compañeros del Ejército del Aire fallecidos este año y en su honor y en el del resto de los caídos colocó una corona de laureles ante una gran cruz instalada en el pabellón. Lo acompañó Isaac Maceiras, a quien el EVA-10 quiso agradecer la colaboración prestada durante su etapa al frente del Concello de A Pobra. Entre los que ayer se desplazaron hasta la base militar estaban los alcaldes de Ribeira, Boiro, Noia, Outes y Lousame.