Manoli López y Carmela García: Un cuarto de siglo regalando tiempo

María Xosé Blanco Giráldez
m. x. blanco RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

CARMELA QUEIJEIRO

Llevan 25 años al pie del cañón y dicen que seguirán hasta que el cuerpo aguante

09 dic 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Las asociaciones sin ánimo de lucro se mantienen en pie gracias al trabajo de los voluntarios, esas personas que, la mayor parte de las ocasiones desde la sombra, donan su tiempo y su trabajo a iniciativas que persiguen el bien común o incluso la satisfacción de los demás. Y en ese reducido grupo de barbanzanos ocupan un lugar destacado Manoli López y Carmela García. Estas dos vecinas de Noia acaban de recibir una merecida distinción por parte de Cáritas, entidad con la que llevan colaborando nada menos que un cuarto de siglo.

Ambas coinciden al señalar que, más que un deber, participar en las iniciativas benéficas que tiene en marcha la oenegé es para ellas una necesidad. Sostienen que echan en falta esas horas seleccionando ropa y clasificando alimentos cuando, por motivos de salud o familiares, no pueden acudir al local parroquial. Manoli López asegura que aún en los peores momentos de su vida trató de sacar tiempo para regalárselo a los demás: «Cuando mi marido estuvo enfermo y no podía ir notaba un vacío enorme. De hecho, siempre que podía hacía una escapadita».

Ella sigue colaborando en las mismas secciones que cuando pasó a formar parte de la gran familia de Cáritas de Noia, hace ya más de 25 años: «Me propusieron ayudar y puede decirse que no me lo pensé. Empecé con el reparto de alimentos y la clasificación de la ropa, y ahí sigo trabajando a día de hoy». Asegura que ver cómo han ido creciendo los servicios que presta la entidad es su mayor satisfacción: «Se hacen incluso pagos eventuales de alquileres, bombonas o facturas de la luz, y también se compran medicinas».

Comparte tareas y charlas con Carmela García, que además de en el ropero y en la zona de comida, colabora con las visitas a enfermos: «Para min é unha experiencia marabillosa e gústame todo o que fago en Cáritas. Ao que ten que ver coa clasificación e co reparto de alimentos sempre me apunto, pois é un traballo que me encanta, pero tamén me sinto cómoda e querida nas visitas aos enfermos e aos usuarios da residencia».

La dura época de la crisis

Ambas recuerdan, como la época más difícil de esta faceta de voluntarias, los años duros de la reciente crisis económica. «Ahora mejoró un poco la situación, pero llegamos a atender a casi 300 personas y era triste ver las necesidades con las que acudía esta gente en busca de ayuda», comenta Manoli López, antes de añadir que la sonrisa y la satisfacción en el rostro de las personas es la mejor recompensa a su trabajo desinteresado.

Coincide con la apreciación su compañera de batallas: «Claro que hai situacións que provocan tristura, pero o feito de poder axudar a esa xente tamén é fonte de moita satisfacción». Tanto es así que Carmela García reconoce que organiza su día a día teniendo en cuenta los compromisos adquiridos con Cáritas: «Para min axudar volveuse case unha necesidade. Cando non podo ir bótoo moitísimo de menos».

Las dos tienen claro que continuarán realizando su labor solidaria hasta que el cuerpo aguante: «Aquí hay muchísimo trabajo siempre», recalca Manoli López. Añade que, por fortuna, cuentan en esta ardua tarea con la colaboración silenciosa de numerosas personas que realizan aportaciones de diversa índole: «La gente está cada vez más concienciada y colabora más, sobre todo cuando llegan estas fechas».

Aprovechando la Navidad, Carmela García tiene claro el deseo que pide: «Que todos esteamos ben, sobre todo as criaturas, que son as que levan sempre as de perder. Pido que polo menos non lles falte comida». Similar es la petición que lanza Manoli López: «Me gustaría que tuviéramos mucha mercancía para repartir y que la gente necesitada se fuera de aquí satisfecha». Las dos apelan a la imprescindible solidaridad de todos los vecinos para hacer realidad estos bonitos sueños.