Tío Pepe, el mejor cóctel de cocina creativa y familiar

p. bretal c. q.

BARBANZA

CARMELA QUEIJEIRO

Tres décadas de experiencia avalan al histórico restaurante ribeirense

01 dic 2017 . Actualizado a las 13:44 h.

Corría el año 1983, cuando el hostelero Domingo Molinos Bermúdez protagonizaba toda una revolución culinaria con la apertura del primer restaurante Tío Pepe en la parroquia ribeirense de Aguiño. Aquel establecimiento acaparaba grandes dosis de atención por sus parrilladas y mariscadas, así como por la introducción de platos como el cochinillo, al que más tarde se sumaría la carne a la piedra. Con capacidad para dar de comer a 45 comensales, y bajo el impecable servicio de seis profesionales, aquel mesón acabaría quedándose pequeño y provocando su necesario traslado a las proximidades de Coroso en 1995.

En la actualidad, el restaurante dispone de un aforo para cien personas y el equipo se ha reforzado hasta alcanzar la cifra de ocho trabajadores con amplia experiencia. Sin embargo, el Tío Pepe no abandonó aquel sabor familiar de Aguiño, que hoy sigue enarbolando como estandarte. Además, la transición del mesón estuvo marcada por la apuesta por realizar una cocina creativa. De esta forma, el local se convirtió en uno de los primeros en preparar erizos de mar, e impulsó otras propuestas novedosas, como el revuelto de algas.

Como en casa

«Somos un restaurante familiar, pretendemos que a xente se sinta no seu fogar», explicó el gerente, Domingo Molinos, sobre un negocio que se mantuvo fiel a su origen, y por ello cuenta con un moderno equipamiento para realizar platos a la parrilla y a la piedra, además de su propio vivero de marisco. Sin duda alguna, la clave de su éxito está en factores como su potencial para atender a grupos numerosos, recetas caseras con condimentos y salsas, o la posibilidad de que el cliente pueda optar por platos de temporada, como la lamprea, u otros puntuales, como el asado de cabra.

Otro ingrediente de la fama que se ha granjeado este histórico local recae indiscutiblemente en el clásico italiano. «Traballei en países centroeuropeos durante cinco anos e xa tivera a intención de introducir a pizza, pero hai 30 anos ninguén a coñecía», indicó Molinos, que a causa de la crisis económica se centró en la preparación del plato italiano.

Pero sería un crimen rebajar sus creaciones a una especialidad tan reproducida a nivel mundial. Las pizzas del Tío Pepe tienen por regla emplear solo productos frescos y de calidad, como es el caso de los champiñones, el jamón, el atún y, por supuesto, la mozarela. Incluso les llegan desde Italia dos tipos distintos de harina, y el agua empleada para la base es de un manantial testado con análisis o directamente mineral. «A nosa pizza ten unha masa intermedia, entre o estilo napoli e cabrese», explicó el responsable, que dijo que esta apuesta fue muy bien recibida entre los pequeños del municipio. Además, el tamaño también puede ser familiar, con su versión de cerca de un metro, o mediano, de 50 centímetros de diámetro.

El maestro pizzero muestra una de las especialidades con pollo barbacoa, jamón y champiñones. FOTO

LA VOZ DE GALICIA ESPECIAL viernes 24 DE NOVIEMBRE DEL 2017

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Gastronomía