Inventario de lo perdido

Emilio Sanmamed
Emilio Sanmamed LIJA Y TERCIOPELO

BARBANZA

30 nov 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Has perdido el tique del párking, los dientes de leche y alguno de los otros, un tren que solo pasaba una vez en la vida, varios poemas, la cartera, la ropa interior, cincuenta bolígrafos, más de cien calcetines, los auriculares, el teléfono de aquella chica de azul en el colegio de monjas, el cabello, las gafas, el pétalo que decía «me quiere», el cargador, el título de aquella película de Jenna Jameson, neuronas a puñados, los días de vino y rosas, las noches de niebla y chupitos, las tardes de Nocilla y Club Xabarín.

Has perdido la fuerza, el oremus, la dignidad, la oportunidad de haber sido mejor, de haber sido valiente, de haber sido justo, el respeto (sobre todo) a los demás y a ti mismo, la confianza en los demás y (sobre todo) en ti mismo, cada pelea, el buen gusto, aquella ocasión para pedir perdón, las ganas de reírte cuando la gente cae en la pista de hielo, el alma en el baño del after, la gracia, la fe, la esperanza que se marchó volando como el globo que tu madre te había comprado en la feria hace mil años.

Has perdido todas las cosas que se valoran cuando se pierden, buenos amigos y algún abuelo, las llaves tantas veces como la autoestima, la cintura de avispa y el saber encajar los golpes. Sin embargo, con tanto perdido, aún no has perdido el miedo a perder.

No te estoy hablando de ser un perdedor. Es algo más allá, más rotundo, fantasmas de culpa que se desmoronan todo el tiempo en el corazón… ojalá no entiendas qué quiero decir porque si lo haces… Lo siento amigo, tú y yo estamos hechos de las cosas que hemos perdido.