La treintena de cabinas que hay en la comarca desaparecerán en el 2018

Ana Lorenzo / sande RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

MARCOS CREO

La escasa rentabilidad de la prestación provoca que nadie quiera hacerse cargo de ella

29 nov 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

En el 2018 se cumplirán 90 años desde que empezó a funcionar la primera cabina telefónica, pero ese aniversario parece que no llegará a celebrarse porque el próximo 31 de diciembre expira la concesión que la empresa Telefónica tiene con el Ministerio de Energía para la prestación del servicio. En la comarca sobreviven solo una treintena de estaciones telefónicas públicas de las 378 que hay en la provincia y de las 1.388 que todavía existen en Galicia. Todas ellas tienen los días contados, puesto que, o el Gobierno da marcha atrás y obliga a la compañía adjudicataria a prorrogar el contrato otro año más, o estos elementos que ya forman parte del mobiliario urbano desaparecerán para siempre.

La gran revolución en el mundo de las telecomunicaciones ha provocado este declive total en la utilización de los teléfonos públicos, que vivieron su época dorada durante las décadas de los años 70 y 80. En aquel entonces, la mayoría de las viviendas de la zona no disponían de un terminal fijo, y todavía no se habían inventado los móviles, por lo que estas cabinas eran la única forma de comunicarse con alguien, sobre todo cuando había que hablar con una persona que estaba fuera del municipio o en el extranjero, principalmente los marineros que pasaban meses haciendo las mareas.

La aparición primero de los modernos locutorios y más tarde de la telefonía móvil vino a suponer un importante revés para este servicio, que aunque intentó sobrevivir ofreciendo más prestaciones -además de monedas también admite tarjetas de crédito-, cayó en picado. De hecho, en la actualidad es raro ver a algún ciudadano utilizando estas estaciones telefónicas en la comarca, y en la mayoría de las ocasiones se trata de marineros extranjeros cuyos barcos están descargando en los puertos de Ribeira o A Pobra, o de personas que no tienen móvil o se les ha estropeado.

Según los registros que maneja Telefónica, las cabinas existentes tienen un consumo medio de un minuto al mes, el 88 % de la población admite que nunca ha descolgado un teléfono público y muchos confiesan que no tienen muy claro ni cómo hacerlo.

Objetivo de los vándalos

A esta escasa o nula rentabilidad se une un dato a mayores, y es que las cabinas de Barbanza se han convertido en los últimos años en una de las víctimas preferidas de los vándalos. A las numerosas pintadas que decoran hoy en día la mayoría de estaciones telefónicas que subsisten en los 11 municipios de la zona se añaden otro tipo de desperfectos, como pantallas destrozadas, cables rotos o, incluso, los cajetines reventados porque alguien quiso adueñarse de la poca recaudación que podían tener en el interior.

El alto coste de la reparación y mantenimiento es otro escollo más por el que nadie quiere hacerse cargo de este servicio, que muchos consideran que hoy en día es totalmente innecesario.

La ley exige que haya servicio público de telefonía en los municipios de más de mil habitantes

La normativa estipula que todos los concellos de más de mil habitantes tienen que disponer de servicio público de telefonía, y que habrá una cabina por cada tres mil vecinos. Sin embargo, hace tiempo que esta media dejó de cumplirse en la comarca, que en los mejores tiempos llegó a triplicar el número de estaciones actuales, que apenas se reducen a una treintena.

Una de las principales ventajas que ofrece esta prestación es que está disponible las 24 horas, que no necesita ni batería ni cobertura, y que funciona con monedas y tarjeta de crédito, o incluso sin dinero, ya que permite llamar de forma gratuita al número de emergencia del 112. Además, muchas de estas estaciones telefónicas están adaptadas para personas con movilidad reducida que utilizan sillas de ruedas.

En países como Bélgica, Estonia, República Checa o Finlandia hace tiempo que desaparecieron del paisaje urbano y, en muchos de ellos fueron sustituidas por estaciones wifi.