Senda XXI entró en Compostela al paso de las gaitas

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BARBANZA

XOAN A. SOLER

Decenas de personas completaron el camino que emprendieron el pasado mes de abril

13 nov 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

El particular camino que el colectivo Senda XXI trazó hace dos años entre el cabo de Corrubedo y la Praza do Obradoiro cumplió ayer su segunda edición con la entrada en Compostela de más de un centenar de personas. Lo hicieron al ritmo de gaitas gallegas que esperaban en el paseo de A Ferradura, ya que, a la altura de la estatua de las Dos Marías estaba fijado el punto de encuentro con aquellos que habían participado en las ocho etapas anteriores -o en alguna de ellas- y no pudieron estar en la definitiva.

Pero para llegar a la Alameda compostelana, los caminantes tuvieron que madrugar porque, primero, llevaron sus coches a Santiago, pensando en el regreso, para ser trasladados a Bertamiráns en autobús, donde empezaban los 18 kilómetros finales. Allí se encontraron con el también barbanzano Blas García en representación del Concello de Ames, del que es concejal, y de cuyas atenciones y despliegue de seguridad ha querido dejar patente Manoli Filgueira, presidenta de Senda XXI, del mismo modo que hizo con la Administración local de Santiago.

Avituallamiento

Antes de alcanzar Compostela, los participantes en la caminata tuvieron la oportunidad de transitar por espectaculares lugares, como Terroeira, a unos metros de la casa en la que Rosalía de Castro pasaba temporadas por ser propiedad de sus tías; paseos fluviales y otros parajes, hasta enlazar con el camino a Fisterra, muy cerca del que esperaba el avituallamiento para reponer fuerzas con el fin de alcanzar la simbólica meta.

Ya metidos en el camino a Fisterra se dio la paradoja de que se encontraban a peregrinos en el sentido contrario, puesto que este trazado se hace desde Santiago hasta la punta del emblemático cabo, y los barbanzanos lo caminaban a la inversa.

Ya en el paseo de A Ferradura, a la altura de Santa Susana, los barbanzanos se encontraron con los representantes de Misela, que los acompañaron en el trecho final, así como con el grupo folclórico de Delia, que se puso al frente para dirigirse a la praza del Obradoiro, tras recorrer el Franco.

Una vez completado el recorrido, los participantes pudieron ducharse en las instalaciones del pabellón de Santa Isabel, cedidas por el Concello de Santiago, y en el albergue The last stamp, propiedad del pobrense Anxo Vidal, que también puso el establecimiento a su disposición.

A modo de reconocimiento, entregaron cinco medallas a los participantes de menor edad, así como sendos relojes a los responsables del avituallamiento. Y con una popular comida dieron por cerrada la actividad