La familia que crece con las piezas de un tablero de ajedrez

BARBANZA

CARMELA QUEIJEIRO

Jorge y Clara Méndez Rial son hermanos, aunque también maestro y alumna de este deporte milenario

08 nov 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Esta historia familiar arrancó cuando Jorge Méndez Rial (Rianxo, 2002) encontró un tablero de ajedrez en casa. Tenía 6 años y pidió explicaciones. ¿Qué es esto? ¿Para qué sirve? Su padre, Jorge, se encargó de mostrarle los movimientos básicos. «Cunha vez que llos expliquei xa bastou», explica entre risas. De ahí brotó una pasión que lo convirtió en campeón gallego y que se trasladó a su hermana pequeña, Clara, de 8 años, que la pasada semana se erigió subcampeona del circuito autonómico y fue primera en femenino.

El maestro de la cría no es otro que su hermano mayor. Fue él quien se encargó de inculcarle las estrategias, los desplazamientos y la templanza antes de mover cada pieza. A pesar de que su padre quiso que ella empezase a entrenar en el mismo club que el mayor, el Ajedrez Padrón, con el técnico Diego Espiñeira, no tuvo éxito. «Polo de agora só quere co seu irmán e está conseguindo que unha rapaza destaque no mundo do xadrez, no que hai moi poucas e é moi complicado».

A pesar de que en las sesiones de preparación siempre hay alguna discusión, Clara sigue a rajatabla todos los consejos del hermano. «Cando van aos torneos veñen comentando os movementos. Pregúntalle que debería ter feito nas partidas perdidas e vai memorizando todo. Todo o que lle di Jorge valórao moi positivamente», reconoce el padre.

Una decisión clave

Jorge Méndez afirma que el ajedrez ha sido fundamental para sus hijos. Sobre si este deporte debería estar en los planes de estudio de los centros educativos, reconoce que tendría que ser cuánto antes: «O rapaz na escola vai como un tiro e a base principal diso é o xadrez. Desenvolven moito o cerebro. Os rapaces que levan tempo practicando son capaces de xogar incluso sen taboleiro, visualízano igual, saben onde está cada peza».

La clave, asegura, parte de la capacidad memorística y de la habilidad para plantear estrategias a medio-largo plazo. «Cando chegan a un nivel alto poden xogar partidas que comezan ás catro da tarde e rematan ás nove. Nese momento, na recta final, se moves un peón a un lugar que non é bótache abaixo o traballo feito nas catro horas anteriores, de aí que teñan todo moi medido, que coiden cada cousa que fan». Por esto espera que la pequeña siga practicando este deporte hasta que sea mayor: «Temos grupos de pais e non hai ningún rapaz que compita a xadrez que teña problemas na escola».

El siguiente objetivo que tiene la familia no es baladí. Clara afronta el salto a la categoría sub-10. Después de competir en el nacional, espera repetir hazaña de nuevo, además de clasificarse para el Campeonato del Mundo, que se celebrará el próximo año en Santiago de Compostela. «Non será sinxelo, pero haise que marcar metas e traballar duro para facelo o mellor posible», reconoce el padre, quien apunta que su hijo se fija como propósito alzar el título gallego.

Para lograrlo deberán plantearse este objetivo como una partida a largo plazo. Codo con codo, esta dupla de hermanos tiene el mundo del ajedrez ante sí.

Un centenar de trofeos entre ambos

Las estanterías de la casa familiar se han quedado pequeñas para guardar todos los trofeos que el binomio formado por Jorge y Clara han alzado al cielo. «Levan máis dun cento. En realidade a maioría son de Jorge, pero xa leva competindo dende o ano 2009», reconoce su padre, quien explica que la pequeña empezó este año a acudir a torneos y pruebas. «No 2016 dedicouse ao aprendizaxe, pero neste xa acudiu a bastantes competicións. A verdade é en que practicamente todas as probas nas que participou conseguiu meterse entre os tres primeiros».

El gran rival, e ídolo de la pequeña, es el noiés Iago Fernández, al que fue capaz de ganar en una ocasión, pero que se llevó el circuito autonómico de todas formas.