La depuradora ilegal de Boiro operaba gracias a una presunta red de furtivos

S. Gómez RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

cedida

La Policía Autonómica mantiene que el marisco acababa en el mercado gracias a una empresa que compraba el producto

25 oct 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Fue el pasado mes de julio cuando la Policía Autonómica desmanteló una depuradora ilegal ubicada en una vivienda de Cabo de Cruz. Lo hizo en el marco de la operación Estrada, después de que un grupo de agentes estudiase el modus operandi de una decena de furtivos que esquilmaba almeja en las concesiones del pósito crucense. Según señala la Policía Autonómica en las diligencias entregadas en el Juzgado Primera Instancia e Instrucción Número Uno de Ribeira -que tramita el procedimiento-, estos mariscadores ilegales eran los presuntos proveedores habituales de la depuradora, cuyo dueño era el supuesto cabecilla de este entramado clandestino.

Según denunciaron las responsables de la cofradía de Cabo de Cruz a los agentes de este cuerpo, en el 2014 ya sospechaban que este vecino de Boiro podría comprar molusco a los furtivos, para luego introducirlo en el mercado legal. Para hacerlo, tal y como afirma la Policía Autonómica en las diligencias, el hombre utilizaba la empresa de un allegado, en la que los funcionarios de Gardacostas de Galicia realizaron una inspección. En ella, según afirman, se encontró una partida de bivalvo que supuestamente fue adquirida de forma ilegal. Los agentes extraen de ahí la relación directa entre ambas partes, ya que, de 113 kilos de almeja babosa que había en el establecimiento, el 34 % no respetaba la talla mínima legal, por lo que consideran que procedía del furtivismo.

El presunto cabecilla de esta red, tal como apuntan desde la Policía Autonómica, era reincidente en la compra y venta de marisco extraído de forma ilegal. De hecho, existen unas diligencias del año 2011 en las que se afirmaba que el acusado disponía en su vivienda de piscinas para depurar.

El entramado

Para comprender la mecánica del grupo, los agentes de la Policía Autonómica siguieron a algunos de los furtivos más activos de la comarca durante meses. Gracias a estas tareas, consiguieron establecer una línea entre ellos y el propietario de la depuradora, presuntamente clandestina. Aunque esta instalación fue desmantelada durante el verano del 2017, al parecer, los funcionarios contaban con pruebas que confirmaban la relación desde el 2016.

Tras jornadas de investigación, los agentes comprobaron como estos mariscadores que esquilmaban ilegalmente las concesiones de la cofradía crucense, se dirigían al domicilio donde se encontró la depuradora. Allí supuestamente eran recibidos por el dueño, para marcharse minutos después. Estos hechos se repitieron de forma continua a partir de octubre del 2016, lo que, según los agentes, evidencia la relación que había entre las dos partes.

La forma de actuar de los furtivos en las playas era la siguiente: estos acudían a los arenales en la bajamar, sin respetar horarios o cupos. Una vez allí utilizaban herramientas ilegales, como raños y rastros modificados, para conseguir más kilos de almeja. El marisco lo guardaban entre la vegetación o en la misma orilla para no ser descubiertos por los vigilantes de la cofradía. Una vez que se libraban de ellos, se lo llevaban en sus vehículos particulares, tanto coches como, incluso, en bicicletas.

La Policía Autonómica también asegura que, además de utilizar su vivienda, el dueño de la depuradora usaba un bar de la localidad barbanzana para reunirse con este grupo de furtivos, donde, según se asegura en las diligencias enviadas al juzgado ribeirense, también se realizaba la compra y venta de la mercancía procedente de las concesiones crucenses.