Moncho Lorenzo: Un ejemplo de superación y ganas de vivir

Francisco Brea
Fran brea RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

MARCOS CREO

El boirense perdió sus piernas en un accidente de moto y ahora disfruta haciendo kilómetros en su «handbike»

22 oct 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

A veces, la vida pone obstáculos que hay que sortear. De la noche a la mañana todo puede cambiar y, para seguir adelante, hay que adaptarse a las nuevas circunstancias. Esto lo sabe bien José Ramón Lorenzo Dieste, de 49 años y natural de Escarabote. Moncho, como le llaman sus conocidos, era un fanático de las motos. Incluso viajaba al circuito de Braga para rodar, en la última etapa, con su Honda. La preparaba para la ocasión y después, ya en casa, la volvía a poner para circular por la calle. En el año 2007, una tarde de sábado, salió con sus amigos de ruta. Había cambiado todo en su motocicleta salvo los neumáticos. De vuelta a casa, el asfalto estaba frío pues era octubre, la goma trasera patinó y se fue al suelo.

El accidente tuvo graves consecuencias. El boirense pasó sedado 17 días, le amputaron las dos piernas, se dañó la médula y sufrió un grave golpe en el pecho. «É complicado», asegura, pero añade que «adáptaste a todo. Tes que cambiar o chip, e cando alguén di inválido, eu pregunto: ¿comparado con quen? O que podo facer fágoo o mellor posible». En su proceso de rehabilitación llegó a probar unas prótesis: «Estaba moi ilusionado, pero caín e retrasou moito o proceso e, ademais, colles medo», comenta. Lo volvió a intentar, pero al final vio que «tiñan máis inconvenientes que beneficios. Por iso, agora uso unha cadeira á que lle poño unha terceira roda eléctrica e podo moverme e defenderme».

Buscando motivaciones

Moncho sufrió mucho en el hospital, pero luchó. En aquel momento su mujer estaba embarazada y el hijo que esperaban fue motivación más que suficiente para agarrarse a la vida. Más adelante encontró otra. Al barbanzano siempre le había gustado el ciclismo: «Ao pasar todo o día no sofá engordas e un día vin polas redes sociais unhas bicicletas que me chamaron moito a atención. Un rapaz de Baiona e outro de Arcade comprárona antes ca min e ao final animeime».

La handbike, así se llama el vehículo porque se propulsa y dirige con los brazos, la adquirió en el 2012 y le enganchó tanto que se puso a entrenar durante dos años con el objetivo de participar en el campeonato de España de ciclismo adaptado. «Fixen unha medio maratón en Pontevedra, outra carreira no Rosal, unha de 15 quilómetros e tamén outras que houbo en Boiro e Ribeira», narra Lorenzo. Mandó los informes a la federación gallega para que lo valorasen y le asignasen una categoría: «A min déronme a H1, que é a que teñen os máis prexudicados. Adestrei moi duro e cando cheguei ao nacional os médicos que me viron puxéronme na H3. Eu non entendía nada, enfadeime e deixeino».

El motivo del malestar del boirense es claro. Él no podía competir con los deportistas de H3, ya que «son como armarios, teñen moito brazo e as súas carreiras son de 40 quilómetros e as de H1 de entre 20 e 25. Eu pensei, ¿a onde vou con esta xente?». Además, el enfado del boirense se acrecentó porque para llegar a la sede del campeonato de España «conducimos toda a noite e cheguei moi canso. Foi un xerro de auga fría, porque tras dous anos de preparación chegar, que che cambien de categoría e non poder competir é duro», afirma.

Entrenando con su hijo

Moncho Lorenzo renunció a competir, pero no aparcó su handbike. Sigue participando en carreras y citas, como, recientemente, en el Día da Bicicleta de Boiro. Además, comparte su afición con su hijo, que ahora tiene 9 años y es miembro del Club Ciclista Oziona-Barbanza. «Saio de vez en cando só ou co fillo. Como chamo a atención, os coches respéctanme moito. É divertido sobre todo cando vou co rapaz».

Circular en una bicicleta adaptada como la del barbanzano es muy diferente a hacerlo en una común: «Ao principio pasas medo, porque vas baixo e cando pasa preto un camión asusta, porque ves por debaixo del. Custa acostumarse, pero non queda outra que facelo», explica.

Este año, Lorenzo quiere tomar la salida del memorial Pepe Buceta «para que a xente me vexa e poder motivar aos que estean en cadeira de rodas a facer deporte. É unha boa actividade para estar entretido». Tener aficiones es importante en estos casos. Moncho, por ejemplo, también es un apasionado de la fotografía: «Ás veces saio coa cámara a dar unha volta».