El Concello descarta que los incendios afectasen al suministro pese a que los vecinos dicen que huele a ceniza
20 oct 2017 . Actualizado a las 05:00 h.Al fin llegó la esperada lluvia para mitigar una sequía galopante que llegó a amenazar el suministro y para ayudar a sofocar los incendios forestales que el domingo devoraron 160 hectáreas en Boiro. Sin embargo, esos dos factores, el largo período sin precipitaciones y el fuego, han derivado en arrastres que provocaron que el agua que estos días llega a los hogares de Boiro esté turbia.
En el Concello insisten por activa y por pasiva en que los incendios no han afectado al abastecimiento y que no tienen que ver con la turbidez del agua, pese a que hay vecinos que aseguran que el líquido que sale del grifo no solo trae consigo sedimentos sino que además sabe y huele a ceniza.
Sobre esto, el alcalde, Juan José Dieste, explicaba que las primeras lluvias provocaron que el olor a humo se propagase por Boiro, pero que en ningún caso se ha registrado aporte de ceniza a la red. A lo sumo, indicaban fuentes municipales, pudieron llegar algunos restos al punto de captación de Cubelo a través de algún regato próximo a Lidón, pero no llegaron a entrar en los depósitos.
Por si quedara alguna duda, el agua que consumen los boirenses estos días procede de la traída del Ulla, que abastece a toda Arousa norte, y en ningún otro municipio de la zona se han detectado problemas de turbidez.
Circunstancia habitual
El hecho de que el agua de Boiro no salga del grifo con la transparencia que debería se explica, según señalaron desde el Concello, a las primeras precipitaciones. Es un fenómeno, aseguran, que se produce todos los otoños cuando empieza a llover después de un largo período seco por los aportes de sedimentos que llegan a los ríos arrastrados por las aguas pluviales: «É imposible eliminar toda a turbidez, pero co paso dos días a situación irá mellorando», aseguran en el Concello.
En cualquier caso, el líquido es apto para el consumo.