La Guardia Civil constata la presencia de más mataderos ilegales en la zona

Álvaro Sevilla Gómez
Álvaro Sevilla RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

cedida

Los animalistas afirman que las reses no pasan las normativas sanitarias vigentes

22 sep 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Triunfo falleció ayer, después de varias semanas luchando por sobrevivir. Lo hizo en una clínica veterinaria de Ames, a la que fue trasladado después de que un grupo de animalistas lo rescatasen del monte de A Graña, en la parroquia de Cures. El dueño de este potro que estuvo cerca de perder la pata por culpa de un lazo ilegal fue identificado por Paprona y Guardia Civil. En sus pesquisas, encontraron un cobertizo donde, presuntamente, realizaba la matanza de animales para después vender la carne, saltándose así todas las normas sanitarias. Fuentes del instituto armado, al igual que asociaciones animalistas, confirmaron la existencia de otros mataderos en los montes barbanzanos, donde se sigue un modus operandi similar al citado.

A pesar de que existe el conocimiento de que los hay en prácticamente todos los municipios de la comarca, ponerles coto es materialmente imposible, ya que estos no cuentan con una producción diaria. «É un secreto a voces, sábese que se maltrata ao gando. Non todos o fan, iso é certo, pero é complicado coller aos que o fan coas mans na masa», afirmó el miembro de la Asociación para el Estudio de la Naturaleza (Axena) Manuel Mariño. «Algúns destes cabalos van para o matadoiro por 50 ou 100 euros. Ese prezo é ridículo. Moitos gandeiros chegaron a queixarse de que custaba máis o microchip que facerse co propio animal».

Beatriz Heyder, quien se hizo cargo del potro herido, confirma que es una «película que se repite continuamente. En Galicia hay mucha gente que cobra subvenciones por tener a los animales, pero no le prestan ni la mínima atención». La vecina de Ames confirmó que Triunfo padecía de erliquia, enfermedad que se transmite a través de las garrapatas. «Imagínate que estos caballos estuviesen destinados para carne. No queremos consentir esto», reconoció la animalista.

Consumo de particulares

Vecinos barbanzanos, que prefirieron mantenerse en el anonimato por miedo a posibles represalias, confirmaron la versión de animalistas y fuerzas de seguridad. «En Ribeira, A Pobra, Porto do Son, Boiro... hai matadoiros ilegais en tódolos lados. A maioría están agochados e os seus donos saben pasar desapercibidos. Hai moitas reses que non pasan polo matadoiro legal».

El objetivo de esta carne, aseguran que en un 90 % de los casos, se destina para consumo de particulares. Su precio es más económico y se adaptan a las necesidades del mercado, por lo que, cuando necesitan un ejemplar de cierta especie, lo matan en el momento. Sin embargo, para hacerlo más económico y contar con un mayor margen de beneficio, prefieren hacerlo directamente, lo que vulnera las leyes sanitarias.

La apertura de la temporada de caza mayor permitió hallar múltiples lazos ilegales

Hace semanas que arrancó la temporada de caza mayor. Con el objetivo de capturar jabalíes, decenas de barbanzanos se han echado a los montes. Su sorpresa llegó cuando, en cada jornada, se toparon con lazos ilegales. «É raro o fin de semana que non atopes un. Cando pasa, fálalo con compañeiros, é moi común», afirmó uno de estos cazadores.

Además de los lazos, que Guardia Civil y animalistas afirmaron que se encuentran por decenas en los montes barbanzanos, vecinos de la zona aseguran que se tienen encontrado con trampas con estricnina, veneno que está prohibido en la Unión Europea. Este material tóxico, que supuestamente se compra en Portugal, se rocía en restos de carne, cebo que es utilizado para atraer a jabalíes y lobos.

Sin embargo, al tratarse de una trampa no selectiva, también puede terminar con la vida de los perros de los propios cazadores. El pasado año, afirman, algún can falleció tras ingerir carne con el veneno.

«Triunfo» claudicó, incapaz de recuperar las fuerzas

La dueña de Triunfo, Beatriz Heyder, no podía reprimir la lágrimas ayer cuando conoció la noticia de la muerte del potro. El animal, que padecía una importante infección por las heridas de su pata, fue incapaz de recuperarse, a pesar del potente tratamiento que recibió por parte de los veterinarios. «No hay derecho a esto y debemos quejarnos, esto no se puede quedar así. Hay que denunciar cómo están los montes gallegos», afirmó la propia Heyder.