Las playas de la zona cierran el primer verano sin ahogados de esta década

Á. Sevilla / j. m. Sande RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

MATALOBOS

O Vilar, Boca do Río y A Retorta fueron los arenales que registraron más incidentes

15 sep 2017 . Actualizado a las 12:09 h.

Por primera vez en la última década, las playas barbanzanas han conseguido cerrar la temporada estival sin ahogados. La apuesta de los concellos por dotar con socorristas los arenales más peligrosos, sumada a un mayor cuidado por parte de los bañistas, ha permitido frenar de raíz con esta amarga sangría. A pesar de que a nivel nacional y autonómico el número de muertes en las playas creció en este 2017, los socorristas barbanzanos se han librado de sufrir este mal trago.

«Creo que manter as bandeiras azuis e o distintivo de Q de calidade esíxenos uns servizos que fan as nosas praias máis seguras», apuntó el responsable del Grupo de Emergencias de Boiro, Nacho Pérez. En este municipio, confiesa que A Retorta fue el punto más conflictivo. Los contratiempos arrancaron al inicio del verano, cuando unos jóvenes fueron rescatados tras colisionar con una batea. En el mismo arenal, los socorristas ayudaron a una mujer que sufrió un golpe de calor en el agua, rescate que fue el más complicado de este año, ya que se temió por su vida.

En Ribeira, O Vilar se mantiene como punto más peligroso. Fuentes del GAEM, cuerpo que gestiona el servicio de socorristas, reconocen que este verano ha sido más tranquilo de lo habitual. «Lo tenemos claro, si hay mal tiempo y vemos que existe riesgo alzamos la bandera roja, que prohíbe el baño. En una playa así es mejor no cogerse los dedos», apunta uno de los vigilantes que trabajaron este verano en el arenal. A pesar de esto, los profesionales tuvieron que completar media decena de rescates, sobre todo de bañistas que arrastraba la marea.

Los surfistas

En Porto do Son, cuya costa también cuenta con puntos peliagudos, los surfistas ayudaron a los vigilantes durante estos meses, salvándose así de ahogamientos. «Dimos consejos a algunos bañistas para que supiesen cuáles eran las zonas más seguras. Además, si veíamos alguno que estaba despistado, lo avisábamos. Nunca está de más», asegura Pablo Aguado, quien regenta una escuela de surf en la localidad.

La situación también se repitió en Rianxo, donde un mayor civismo por parte de los bañistas ha permitido solventar el verano sin desgracias y con escasas incidencias. Al norte de la ría de Muros-Noia, Carnota es el punto más conflictivo. Sobre todo el arenal conocido como Boca do Río, donde las fuertes corrientes suelen arrastrar a los bañistas que desconocen el lugar tierra adentro. En Outes, al contar la playa de Broña con socorristas durante todo el verano -estarán incluso este fin de semana- los incidentes se redujeron de raíz. Mientras, en Muros, los bañistas no vieron que su vida corriese peligro.

Los profesionales lo tienen claro, la suerte también ha jugado a su favor, aunque reconocen que, el mayor cuidado por parte de los usuarios ha sido determinante para alcanzar este éxito. Nacho Pérez deja otra clave de lo ocurrido este verano: «Ata agora, moita da xente que ten afogado nestas praias de dentro da ría tiña problemas de corazón, polo que é importante que non se expoñan a riscos innecesarios».

Los cinco rescates en las piscinas del río Pedras lo convirtieron en el punto más peligroso

Las piscinas naturales del río Pedras fueron este verano el lugar de baño más conflictivo de Barbanza. En este bello enclave, los medios de seguridad tuvieron que realizar cinco rescates, todos ellos de gran dificultad. En tres, el helicóptero de Salvamento Marítimo tuvo que acudir al lugar, ante la dificultad que suponía para Bomberos de Boiro y Ribeira, Protección Civil y Policía Local acceder o rescatar a los heridos.

Como medida para frenar esta sangría, el regidor de A Pobra do Caramiñal, Xosé Lois Piñeiro, se comprometió a dotar al paraje de socorristas la próxima temporada estival. Según afirmó en una rueda de prensa en la casa consistorial pobrense, peleará para conseguir la denominación de playa fluvial, con lo que podría optar a subvenciones públicas que le permitan sufragar los gastos de esta vigilancia.

También se intentarán resolver los problemas de tráfico. El gran número de coches estacionados impidió a los miembros de emergencias trabajar con mayor fluidez, ya que sus vehículos no cabían por las colapsadas carreteras.