El fútbol nunca será perfecto

juan ordóñez buela DESDE FUERA

BARBANZA

15 may 2017 . Actualizado a las 11:40 h.

N o tengo muy claro que el aficionado al fútbol crea en la justicia, y menos en Dios, salvo cuando es de su equipo y echa una mano. ¿Se impondrá el vídeo o quedará bajo sospecha, como sucedió después de que el árbitro pitara un penalti a favor del equipo local en el Kashima-Atlético Nacional de Colombia? Tras ser requerido por los técnicos y ver la jugada en la banda, el húngaro Kassal pitó penalti sin darse tiempo a calibrar un posible fuera de juego previo. La incorporación de la tecnología al arbitraje es inevitable. Bastantes años ha resistido el fútbol. Es inevitable pero, hasta que no venga Dios, se vista de corto y agarre un silbato, no hay tecnología capaz de garantizar la justicia o la equidad.

Un partido de fútbol no es la final de Wimbledon, ni tiene la cadencia del baloncesto, cuyos minutos finales en partidos enervan como un coito con interrupciones y parecen hechos a medida de la publicidad. El fútbol es el deporte universal porque refleja mejor que otro la imperfección humana. Ha sido la única venganza de los pueblos pobres y desnutridos, porque el físico es más secundario que en las restantes actividades. Un partido dura 90 minutos, el tiempo de las buenas películas, bajo el mando de un árbitro, siempre antipático, porque encarna todas las figuras que han mandado o mandan en la vida del espectador.

Quizás Emilio Guruceta, descanse en paz, hizo un favor al barcelonismo aquella noche del Camp Nou contra el Real Madrid, pitando el más célebre penalti de la historia del FC Barcelona, porque no estaba garantizada la remontada en la eliminatoria. Es imposible renunciar al arbitraje tecnológico porque ni los aficionados somos tan retrógrados ni nos gusta que nuestro equipo gane como sea (¿o sí?). Tardaremos muchos partidos y cometeremos muchísimos errores hasta que la incorporación tenga el efecto deseado: impartir justicia. Serán días duros. Lejos de pacificar, el vídeo puede reforzar las teorías de la conspiración y debilitar la figura maléfica del árbitro en la pasión por el fútbol.