La brecha se reduce, pero el desempleo femenino sigue siendo mayoritario

Marta Gómez Regenjo
Marta Gómez NOIA / LA VOZ

BARBANZA

C. Queijeiro

Según los datos del mes de febrero, el 55 % de los demandantes de trabajo en la comarca barbanzana son mujeres

05 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Por lo general, cuando se analizan las estadísticas de desempleo, se citan, pero muy por encima, los datos correspondientes al número de mujeres y de hombres que buscan un puesto de trabajo. Sin embargo, en vísperas del 8 de marzo, viene a cuento profundizar en las cifras del paro femenino, un ejercicio que además permite hacer una radiografía del mercado laboral barbanzano y de su evolución en los últimos años. En este sentido, hay una buena y una mala noticia. El apunte positivo es que la brecha entre hombres y mujeres se reduce, y el negativo es que en las listas del Servizo Público de Emprego las barbanzanas siguen siendo mayoría.

Según los últimos datos publicados, correspondientes al mes de febrero, el 55 % de los residentes en la zona que aspira a insertarse en el mercado laboral son mujeres. Esto se traduce, en términos absolutos, en que están inscritas en el paro 780 vecinas más que hombres, y la cifra total alcanza las 4.270 féminas. Sin embargo, esta situación no se ha mantenido invariable a lo largo del tiempo, y lo cierto es que hace una década la comparativa era bastante peor.

Corría el año 2007, la crisis económica era todavía una amenaza vaga y en los once municipios del área barbanzana se contabilizaban 6.548 personas en paro, 1.212 menos de las computadas a 28 de febrero de este año. En lo que respecta a las mujeres, los datos apuntan a que resultaron mejor paradas que los hombres tras el tsunami que supuso la recesión, puesto que por aquel entonces había 4.154 desempleadas, apenas 116 menos de las que aparecen en la estadística publicada hace apenas unos días.

Mayor porcentaje

Sin embargo, aunque el número de barbanzanas en busca de un puesto de trabajo no era mucho más abultado del que se da hoy en día, en el 2007 las mujeres representaban nada menos que el 63, 43 % del total de inscritos como demandantes. Es decir, que frente a los 2.394 hombres en paro, había 4.154 féminas en la misma situación, 1.760 más.

Pero luego llegó la crisis y las tornas cambiaron, algo que posiblemente tiene su explicación en el tejido productivo de la comarca. Hace un lustro, cuando la recesión económica estaba en pleno apogeo, había más mujeres en paro que ahora, sí, concretamente 874 más, pero su peso en las estadísticas era bien distinto. No en vano, en febrero del 2012, el paro femenino representaba el 49 % de total.

Si se analizan los datos por sectores, es fácil llegar a las razones que derivaron en el vuelco que se registraba por aquellas fechas. La industria, y fundamentalmente la conserva, es una de las principales ramas de actividad del área barbanzana y esa situación de privilegio se ha mantenido incluso en los peores momentos de la crisis. Aunque en el 2012 la cifra de desempleados en este ámbito también aumentó con respecto a un lustro antes, lo hizo en apenas 38 personas, mientras que actividades consideradas masculinas, como la construcción, experimentaron un descalabro brutal, lo que explicaría que los hombres hayan ganado peso en las estadísticas.

El triple

En el 2007 había 840 demandantes de trabajo en el sector del ladrillo, y cinco años después la cifra prácticamente se triplicó hasta situarse en 2.484 parados.

Sin embargo, parece que la recuperación económica ha reabierto la brecha y el desempleo femenino vuelve a ser mayoritario. Luchar contra esta desigualdad es una de las batallas por las que debe seguir conmemorándose el 8 de marzo, sin olvidar las diferencias salariales que dejan a las trabajadoras en peor situación que a sus compañeros.