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Los embalses de la comarca registran su nivel más bajo de la última década

Xoán R. Alvite / A. gerpe RIBEIRA / LA VOZ

GANADERÍA

El de A Fervenza está al 22,3 % de su capacidad y el Barrié de la Maza, al 32 %

22 ene 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

La falta de precipitaciones que se viene registrando en los últimos meses empieza a dejar secuelas. Una de las más visibles es el estado que presentan los tres embalses situados en territorio barbanzano, y que se encuentran en su nivel más bajo de los últimos diez años.

Es el caso del mazaricano de A Fervenza, que con un 22,3 % de ocupación -apenas una cuarta parte de la que registraba hace justamente un año- se sitúa como el pantano de la provincia más afectado por la sequía y uno de los que menos agua alberga de toda la comunidad. De los 103 hectómetros cúbicos que tiene de capacidad, solo cuenta, a día de hoy, con 23 ocupados, cuando la media de la última década, en la misma semana del año, se sitúa en 69 hectómetros cúbicos.

Esta inusual bajada del nivel permite incluso acceder a pie a lugares que llevaban décadas cubiertos por el agua, como es el caso de los restos de las aldeas de la parroquia de Os Vaos, que quedaron sepultados hace medio siglo debido a la construcción de esta presa.

Santa Uxía

A Fervenza ocupa una extensión superior a las 1.200 hectáreas y sirve como mecanismo de regulación para toda la cuenca del Xallas y, por tanto, también para el embalse de Santa Uxía, que abarca terrenos de Mazaricos y Dumbría y que, aunque en menor medida, también sufre las consecuencias de esta anormal ausencia de precipitaciones.

Actualmente tiene un volumen de agua embalsada de 10 hectómetros, algo más de las mitad de los 18 que puede llegar a albergar, mientras que en la misma semana de 2016 estaba al máximo de su capacidad.

Situación similar la registra el embalse Barrié de la Maza, que, según los datos del Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, se encuentra al 32 % de su capacidad con solo 10 de los 31 hectómetros cúbicos posibles, cantidades sensiblemente inferiores a las del año pasado y a la media de la última década.

Problemas futuros

Si bien ninguna de estas masas de agua se utiliza para el abastecimiento a hogares, su estado actual invita a pensar en las graves complicaciones que podrían darse durante el verano si no regresan las lluvias.

En el mes que lleva transcurrido de invierno apenas han caído 15 litros de agua por metro cuadrado, según los datos recogidos por la estación de Meteogalicia en Corrubedo. El año pasado, en el mismo período, había llovido 20 veces más, hasta superar los 270 litros.

103 hectómetros

A Fervenza

La presa tiene una capacidad de 103 hectómetros y solo están ocupados 23

31 hectómetros

Barrié de la Maza

El embalse del río Tambre puede albergar 31 hectómetros, pero actualmente tiene 10

18 hectómetros

Santa Uxía

En la presa de Santa Uxía caben 18 hectómetros, aunque ahora hay únicamente 10

Las expectativas de los pescadores fluviales sobre la próxima campaña son desfavorables

Cuando faltan menos de dos meses para que arranque la campaña de pesca fluvial, los aficionados de la comarca tampoco ocultan su preocupación por el escaso caudal de los ríos y por la repercusión que este hecho tendrá finalmente sobre la fauna. A este respecto, el noiés Manuel Dieste afirma: «Xa o ano pasado foi frouxa e agora as cousas están peor. Os cauces están secos».

En términos similares se expresa otro pescador de Noia, Ricardo Outeiral: «Hai moi pouca troita e agora seméntanse menos alevíns que hai uns anos».

Por su parte, el secretario de la Asociación de Caza y Pesca El Halcón de Mazaricos, Ramón Paz, apunta: «Xa non é que non houbera enchentes -situación que favorece la recría de especies como la trucha- senón que nin sequera houbo chuvias. Os ríos levan pouca auga, o que nos fai pensar que a campaña pode ser pobre».

Agricultores y viticultores señalan que la situación no es alarmante, por ahora

Aunque reconocen que lo ideal sería que lloviese ahora, agricultores y viticultores de la comarca barbanzana no se encuentran demasiado preocupados e indican que la situación no es, por ahora, alarmante. El cultivador José Martínez busca el aspecto positivo y manifiesta: «Pódense cultivar cereais porque as fincas están secas e podes entrar nelas».

Sin embargo, José Martínez también matiza que, si las precipitaciones llegan en primavera, entonces sí tendrá un problema: «A semente terá que retrasarse e iso non é nada bo; xa pasou algo parecido o ano pasado», recuerda.

Los cultivos de hoja

Por su parte, la agricultora María Paz comenta que se ven especialmente afectados los cultivos de hoja, como los grelos y las navizas «que necesitan lluvia para desarrollarse mejor». Asimismo, manifiesta que el tiempo anómalo ha motivado que, en los dos últimos años, no tenga producción propia de peras ni de manzanas, pero en el resto de las plantaciones, no observa incidencia.

Asimismo, el frío de las últimas jornadas no constituye, dice, contratiempo alguno: «Tanto el brécol como la coliflor se están desarrollando bien».

También se muestra tranquilo el viticultor Francisco Crusat: «En esta época del año, la sequía no perjudica y el frío también resulta positivo porque provoca que las cepas se retraigan y facilita la poda. Lo que debe hacerse ahora es aplicar un tratamiento para prevenir la posible aparición de plagas».

La falta de precipitaciones empieza a preocupar al sector ganadero

Como acostumbra a suceder en situaciones meteorológicas anormales como la actual, los ganaderos vuelven a ser uno de los colectivos afectados. Tras un comienzo de otoño excelente que les permitió completar sin contratiempos las campañas de recogida del maíz y de siembra de las praderías -las dos actividades más importante para las granjas lácteas barbanzanas-, los profesionales de la zona se quejan ahora de que la falta de precipitaciones amenaza con echar a perder la cosecha de forraje.

«A herba naceu moi ben grazas ás boas temperaturas de outubro e novembro, pero agora, entre o vento do norte, o frío intenso e a falta de chuvia, as leiras están moi achicadas. Como non veña a auga pronto, a primeira corta de herba vai ser desastrosa», apunta un productor de Mazaricos en referencia al ensilado del forraje que, en circunstancias normales, debería llevarse a cabo entre los meses de marzo y abril.

El principal temor es que las lluvias, casi ausentes este invierno, lleguen en primavera dificultando la recolección de la hierba y la siembra del maíz.