Un duro camino para alcanzar la élite

BARBANZA

cedida

El club con sede en Escarabote cumple veinte años con una trayectoria cargada de éxito y esfuerzo

04 ene 2017 . Actualizado a las 12:09 h.

Era 1997 cuando el medallista en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1984 Enrique Míguez se plantó en Boiro con cinco piraguas. Lo hizo de la mano de Geno Rodríguez, que, recién licenciado, regresó a su localidad natal para impulsar aquello en lo que creía con fe ciega: el deporte. «Era un momento de expansión da federación galega, contactei con eles e enviaron a Enrique, que nos deu un curso de formación. Ese foi o inicio do Piragüismo Rías Baixas».

Sin fondos, solo con la perseverancia y la ilusión de Rodríguez y Manuel González, entraron en los colegios para impulsar un deporte desconocido en una tierra remera. «Pouco a pouco fomos sumando xente. Tres daqueles mozos das primeiras licencias son os que levan actualmente o club», afirma el creador de una entidad que, en su vigésimo año de vida, se ha convertido en un referente en la comarca. Con más de 120 deportistas y con un palmarés en el que brilla un campeonato del Mundo, el Náutico Boiro Rías Baixas ha alcanzado su madurez en un excelso momento de forma.

Esos tres jóvenes de los que habla Geno Rodríguez son Luis Ourille, Michael Ordóñez y Sergio Pérez, técnicos y almas del club. Llegaron siendo niños y ahora se erigen como su columna vertebral. Es Ourille quien habla de esos inicios, de aquellos tiempos en blanco y negro: «Empezamos cunha colchoneta, un banco de madeira e unhas pesas de cemento. Geno inculcounos o que significaba o deporte, os seus valores, case toda a xente que pasou polas súas mans segue relacionado con este mundo».

El camino

Esa filosofía de la que habla Ourille se define con un simple «disfrutad del deporte». En esos tiempos, siendo una veintena de chavales y con piraguas escasas, la belleza se escondía en los pequeños momentos. «Os principios son complicados, viaxabamos no meu coche e levábamos as embarcacións na baca. Cando nos tocaba competir fóra durmíamos nunha tenda de campaña», afirma Geno Rodríguez, que reconoce que, a pesar de todo, esas vivencias quedarán en sus mentes para el resto de sus vidas.

Ourille también recuerda esa época en la que él y sus compañeros se enamoraron de ese deporte que les obligaba a vivir pegados a la ría arousana. «Nunha das nosas primeiras regatas fomos nun barco bateeiro. Era no Grove e a xente quedou abraiada en canto chegamos. Daquela non tiñamos furgonetas nin remolques. Tivemos que viaxar así». Con el tiempo, acompañando a las primeras medallas en campeonato gallegos y nacionales, llegaron las primeras subvenciones y nuevas camadas de deportistas repletos de talento.

«Fomos medrando paulatinamente, compramos un remolque, pero era o Club Ciclista Barbanza quen nos deixaba a furgoneta porque non nos chegara para todo. Cando estábamos entre infantís e cadetes, xa empezamos a gañar campionatos e metais. De aí demos o salto a adestrar coa base nas escolas de verán. Ata o día de hoxe», apunta el propio Ourille mientras echa una mirada al pasado.

El valor de esfuerzo

Con el tiempo, Geno Rodríguez fue dejando un hueco a esos talentosos chavales que habían empezado a palear siendo unos críos. «Tiñan moitísima calidade, gustaríame velos coas facilidades que hai a día de hoxe. Foron quen de coller o relevo e hai que quitarse o sombreiro con eles, están adestrando a cento e pico de rapaces, conseguiron un campión do mundo, en calquera momento meten a un deportista nunha olimpíada. Dende fora non se pode imaxinar o traballo que hai detrás de todo iso».

En el vigésimo año de su historia, los responsables del Náutico Boiro Rías Baixas solo quieren que el equipo «siga crecendo, que isto non remate, queremos que os rapaces sigan gozando co deporte, que sexa unha forma de vida para eles, unha alternativa nas súas vidas». Ahora con casi un centenar de piraguas y material de primer nivel. Poco queda de aquellos jóvenes que empezaron a entrenar en Escarabote con unas pesas de cemento. Lo único, el espíritu de seguir disfrutando del deporte veinte años más.